¿Qué sería del ser humano sin el veneno de las plantas?

alcalodentro
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Química. Cafeína, cocaína, morfina, nicotina... Los alcaloides de las plantas son omnipresentes en la sociedad actual. Con efectos tanto negativos como positivos. Algunos de ellos crean adicciones leves o peligrosas; otros, ayudan a alivar el dolor o contienen la cura de una enfermedad. En realidad, se trata de alcaloides que la planta contiene como defensa química ante el ataque de depredadores. Su mal sabor o su veneno es suficiente armadura para que plantas como el romero, la santolina o el tomillo se mantengan sanas y salvas en medio de la estepa zaragozana cuando el verano ha angostado todas las demás.


Sin embargo, lo que puede ser letal en grandes dosis puede ser beneficioso en cantidades reducidas. Así, la quinina ha salvado ya millones de vidas, gracias a sus propiedades con las cuales se ha podido desarrollar un tratamiento contra la malaria. La efedrina, porque supone un potente antihistamínico, mientras que algunos compuestos de la vinca se ha demostrado que interrumpen la división celular, por lo que se han convertido en una esperanza en la lucha contra el cáncer.


LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA


>> Más cantidad, en verano La defensa frente a los insectos aumenta en verano, cuando hay más cantidad de depredadores. Por ejemplo, la concentración de taninos en la hoja del roble puede pasar de un 0,7% en abril a un 5,5% en septiembre. Así, la planta puede sobrevivir incluso en medio de una plaga..


>> La planta aprende La planta aprende. Tras un ataque, muchas plantas se preparan para defenderse mejor, incrementando la producción de metabolitos secundarios, entre ellos los alcaloides venenosos. Además, muchas han evolucionado hasta colocar los venenos en la parte exterior, la primera donde accede el depredador.


>> La respuesta del insecto La respuesta del insecto. No solo las plantas se preparan para futuras batallas, también los insectos aprenden a torear los venenos. Por ejemplo, un chinche ha aprendido a adaptarse a las pegajosas y letales sustancias que segrega la venenosa datura. Así, se ha convertido en el principal enemigo de la planta.

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