Paredes revestidas con flores blancas de velo de novia

Vistosa. En latín se llama fallopia baldschuanica, pero los españoles han sabido bautizarla con un nombre más sugerente: velo de novia. Se trata de una planta muy enérgica, que trepa y cubre todo tipo de arbustos, por lo que el jardinero deberá sopesar mucho si le conviene tenerla en su terreno y cuál es el lugar más indicado donde plantarla. Durante la primavera y el verano, se dedica a crecer vivamente, con larguísimos brotes que buscan apoyos donde agarrarse y rincones libres de tierra en los que enraizar y multiplicarse. Llegado el mes de octubre, el velo de novia florece profusamente, con infinidad de olorosas flores blancas que hacen que el arbusto entero se convierta en un delicado encaje blanco, como el velo que lucen las novias.


Antes de lanzarse a comprar y plantar la fallopia, hay que tener en cuenta dos cosas. La primera, que se trata de una especie que puede resultar invasiva en el entorno. El jardinero ha de ser responsable y no situarla en un lindero desde el cual pueda reproducirse hacia el exterior. La segunda cuestión es el viento: el velo de novia es muy sensible al cierzo y solo crecerá en un lugar protegido. Lo mejor es situarla mirando al sur, con los muros de la casa haciendo de parapeto del viento del norte. Si encuentra un lugar idóneo, la planta vivirá en el jardín durante años.

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