Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Lily Allen se retira, ¿qué artista debería seguirla?

Asombra, casi produce perplejidad. En pleno ascenso de su carrera, saboreando las mieles del éxito que se dice, una cantante muy joven dice adiós. Un caso único en la historia, seguramente. Pues eso es lo que ha anunciado Lily Allen, que deja la música y se va a vivir al campo, a disfrutar de una vida tranquila entre árboles y animalitos. Precedente  podría ser el de Little Richard, que se retiró para convertirse en cura aunque luego volvió; o Cat Stevens, que también se fue tras convertirse al islamismo, o la misma y larga ausencia de Lennon en los setenta..., pero retirada tajante como la de esta cantante británica, máxime con su juventud y en plena fama, no tiene parangón en la historia del pop, o al menos, a bote pronto, no me viene nadie a la cabeza. Ya digo, una sorpresa morrocotuda.


Lily es producto de este tiempo cibernético: saltó a la fama en el myspace y el youtube y de ahí a una multinacional, EMI, que le ha editado dos discos. En 2006 salía 'Still Alright' donde, con su voz más bien menudita, aunque la lengua bien larga y afilada, se paseaba por el pop untado con ska, rap, R&B, reggae, latinismo y otras salsas. Obviamente, 'Smile', la canción que consiguió dos millones de visitas en youtube, abría el álbum. A principios de este año, salía 'It's Not Me, It's You', donde se añadía electrónica, pseudo-country,  folk o electroclash para consumo adolescente aunque ella siguiera ejerciendo de hada mala con canciones como 'Fuck You', sobre el racismo, en la que el 'jódete' se repetía una y mil veces. En la crítica que hice de su primer disco en el Muévete terminaba diciendo: "el disco resulta hasta simpático, especialmente para público adolescente, pero no tiene visos de que los saltos (estilísticos) duren muchos años. Típica flor de temporada". Es lo que uno le auguraba hace tres años, pero tampoco esperaba que la cosa fuera tan veloz. Debía caer por su propio peso, como le ha ocurrido a tantos y tantos artistas con más cáscara que contenido...


A partir de ahora, se dedicará a criar pollos y cerdos, según ha confesado, y en cuanto pueda se casará y se dedicará a vivir felizmente, alejada del mundanal ruido de la vida y de la música. Pues bueno.


La historia tiene, por otro lado, y si se quiere, su cara perversa: el alegrón que alguno/a se habrá llevado al pensar que ya no tendrá que ver más en la tele o en los periódicos a una artista que le cae a peso, a una artista aborrecible, vamos; que no creo que sea el caso de la Allen, pues a fin de cuentas no ha sido una cantante que haya despertado tantas pasiones como odios, pero sí el de otros artistas que dividen públicos y lo mismo resultan idolatrados que cargantes, según desde el lado que se mire. De hecho, todos tenemos nuestro personal devocionario, pero también esa libreta negra de gente a la que (artísticamente) le gustaría ver borrada del mapa.


No me escondo: en mi caso, si Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Bisbal, Melendi, Estopa, Robbie Williams, Slipknot, Violadores del Verso... o hasta el mismo Eminem, por poner unos cuantos, dijeran lo mismo que Lily Allen, estoy seguro de que no me daría un síncope. Son artistas que no me entran ni con taladro, me cargan, me aburren. Y luego, en casos como el de Bosé o Sanz, esa permanente exposición mediática, no digamos la avalancha promocional, que se come hasta los telediarios, cuando sacan un disco... No, no los soporto. ¿Quienes están en tu libreta negra? ¿Quién desearías que hiciera lo mismo que Lily Allen?

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