Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

Entrevista imposible con el mono que sabía sumar

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Durante los primeros años del siglo XX, circos, teatros y ferias rivalizaron en presentar al público animales con todo tipo de facultades. Uno de los más famosos en la época fue Cónsul, un chimpancé que 'sabía' sumar y restar, vestía como un ser humano y se presentaba en el escenario comiendo en plato y usando cubiertos. Tan famoso fue que, si no recuerdo mal, hubo un Cónsul II y un Cónsul III para aprovechar la fama del primero. Uno de ellos estuvo en Zaragoza en 1905 y, por increíble que parezca, un redactor de HERALDO intentó entrevistarlo. Información, lo que se dice información, no daba mucha, pero el texto tiene un toque surrealista tan genial que no puedo evitar compartirlo con ustedes.

El pequeño repórter del HERALDO salía ayer mañana de su acostumbrada conferencia con el señor gobernador civil y no tenía asunto para una crónica de reportaje cuando vio que en la plaza de la Constitución, frente a los balcones del Hotel de Europa, habíanse formado algunos grupos y estacionábanse dos guardias de orden público.

-¡Suceso tenemos!- exclamó, dándose una palmada en la mollera el pequeño repórter callejero. Y era que Cónsul, el chimpancé acreditado, comía en sus habitaciones particulares, abiertos los balcones a la intensa claridad del mediodía. Y subió el repórter a estrechar la mano de Cónsul. El pequeño chimpancé, no bien hubo divisado al periodista, se levantó de la mesa, nos tendió su mano, nos la besó efusivamente y dijo para su hocico:

-Siéntese usted- al mismo tiempo que nos ofrecía media naranja.

-Gracias. El pequeño repórter tiene su media naranja para andar por casa-. Y nos ofreció una copa de rioja.

-Gracias, también. El vino enturbia los sentidos-. Y nos dio una manzana.

-Eso sí. Es la fruta del pecado... Y díganos usted, amable Cónsul. ¿Qué hizo usted esta mañana?

Cónsul hizo sonar el timbre y se presentó el intérprete.

-Explique usted al pequeño repórter lo que hemos hecho esta mañana.

-¡Oh, señor! Estuvimos en las redacciones de los periódicos, fuimos de paseo por la calle de Alfonso, por el salón de Santa Engracia... Cónsul, señor, no ha dormido más que siete horas, contra su costumbre, porque sale a diez horas de sueño diarias...!

-Como la mayor parte de nuestros diplomáticos.

-Englich oud- pareció insinuar el chimpancé.

-Perdón, mister; ne me dit rien qui vaille.

Y Cónsul seguía comiendo y bebiendo con la misma fruición que un troglodita. De pronto 'hizo un extraño', se levantó de la mesa y ............., volviendo a sentarse, después de lavarse las manos, siguió comiendo.

-¿Vuestra edad?

-Aching gring pung.

Miramos al intérprete.

-Dos años y ocho meses, señor...

-¡Tan joven!

-¿El sexo?

-Masculino, señor.

-¡Bravo, Cónsul!

No quisimos molestar por más tiempo al 'ilustre huésped'. Cónsul se limpió los hocicos con la servilleta, volvió a besarnos la mano y se quedó comiendo. El pequeño repórter veía visiones y creyó que las especies evolucionan. Tanto, que los chimpancés viajan en primera y se hospedan en la fonda y los hombres se matan a tiros demandando libertad al zar de Rusia...


Ahí queda eso.


Y mañana...

Un aragonés, campeón nacional de tractoristas

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