Blog - Los desastres de la guerra

por Gervasio Sánchez

SREBRENICA, AÑO CATORCE

He estado tantas veces en Srebrenica que me parece que sigo allí la víspera del 11 de julio aunque me encuentro en Copán (Honduras), a 10.000 kilómetros de distancia. Como cada año en este nuevo 11 de julio miles de bosnios musulmanes se trasladarán al cementerio de Potoçari para un entierro masivo. Por el camino sentirán las miradas preñadas de odio de muchos de sus vecinos serbios. Hace años las lunas de los autobuses eran reventadas a pedradas. Como cada año tendrán que convivir con la policía serbia porque Srebrenica quedó ubicada en la República Srpska de Bosnia-Herzegovina. Algunos de ellos fueron los verdugos aunque las dotaciones policiales se han modernizado con jóvenes que sólo eran niños hace 14 años.


La Masacre de Srebrenica provocó el asesinato y la desaparición de uno 8.000 bosnios en la región de Srebrenica, en julio de 1995, durante el conflicto armado de Bosnia, el mayor crimen masivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.


610 ataúdes de víctimas de Srebrenica en el cementerio de Potoçari 11 de julio de 2005 Foto: Gervasio Sánchez

Las unidades militares y paramilitares (Los Escorpiones) del Ejército de la República Srpska, bajo el mando del general Ratko Mladi?, violaron una zona protegida de la ONU y eliminaron a varones de todas las edades, incluidos niños y ancianos.


Alrededor de 30 personas han sido procesadas por participar o por complicidad en el genocidio ocurrido en Bosnia-Herzegovina desde principios de los noventa, pero sólo el general Radislav Krsti? fue encontrado culpable de complicidad por una corte internacional en agosto de 2001.


Las crónicas periodísticas aseguran que Krstic no manifestó la más mínima emoción cuando unos meses antes se leyeron los cargos en su contra: traslado y deportación de 20.000 a 30.000 musulmanes bosnios de Srebrenica y "matanzas colectivas sistemáticamente organizadas del 11 al 17 de julio de 1995".


Una mujer es consolada por compañeras en el cementerio de Potoçari   11 de julio de 2005 

Foto: Gervasio Sánchez

Slobodan Milosevic, ex presidente de Serbia y Yugoslavia, falleció el 11 de marzo de 2006 durante su juicio por genocidio en Bosnia y Herzegovina. Nunca hubo un veredicto final. Radovan Karad?i? fue detenido en Belgrado el 21 de julio de 2008 y nueve días después fue puesto bajo custodia del Tribunal Internacional Penal en La Haya. Está a la espera de ser juzgado. El general Ratko Mladi? sigue prófugo hasta el día de hoy.


En abril de 2003, fueron enterrados en el Memorial Centre de Potocari las primeras 603 víctimas identificadas. Había personas de todas las edades, entre ellos dos niños de 15 años y un anciano nacido en 1919. Desde entonces la inmensa mayoría de los nuevos identificados por los forenses internacionales son sepultados cada 11 de julio.


En 2005, coincidiendo con el décimo aniversario de la tragedia, fueron inhumadas 610 personas.

Hubo muchas autoridades en aquella cita. Hasta el presidente de Serbia, Boris Tadic, se atrevió a venir. Tuve ocasión de preguntarle lo que sentía ante las filas urnas verdes. Me respondió con un escueto: “Estoy muy impresionado”.


Familiares varones de las víctimas de Srebrenica trasladasn en volandas los féretros en el cementerio de Potoçari  11 de julio de 2005  Foto: Gervasio Sánchez

Habló Paul Wolfowitz, el entonces presidente del Banco Mundial. Habló el ministro de Asuntos Exteriores británico, Jack Straw, en nombre de la Comunidad Europea. Apenas consiguieron un puñado de aplausos. Palabras poco convincentes y reiterativas.


El único discurso decente en un lugar como aquel lo hizo el presidente del Tribunal Internacional Penal, Theodor Meron. “Quienes están protegiendo a Karadzic y Mladic son tan culpables como ellos”, aseguró. “Las víctimas de Srebrenica tienen derecho a clamar justicia y no pueden esperar un año, un mes o un día más a que sean castigados los principales culpables”, afirmó. Sorprendió las palabras de uno de los religiosos musulmanes que dirigía la ceremonia: “Dios es absoluto aunque a veces parece que esté ausente”.


Cuando acabó la soporífera e hipócrita ceremonia oficial empezó el entierro masivo. Centenares de varones formaron dos largas columnas que unían la explanada donde estaban depositados los féretros y la zona donde iban a ser enterrados.


Almacen de restos humanos en Tutzla  7 de julio de 2005 en Tuzla. Foto: Gervasio Sánchez

Por la megafonía general comenzó a nombrarse a las 610 personas que iban a ser enterrados. El féretro número 1 contenía los restos de Sevket Dozic y voló de mano en mano hasta la tumba 2 de la Parcela 2 y la Fila 10.


Hasta el 610, que pertenecía a Sahn Omerovic, pasó al menos una hora y media. Las madres, esposas y hermanas de los identificados esperaban al pie de cada hoyo. Los féretros eran cubiertos con paladas de tierra húmeda mientras los familiares oraban o lloraban arropados por religiosos musulmanes.


Miles de ejecutados fueron encontrados en centenares de fosas comunes después del fin de la guerra. Gracias a avanzadas técnicas basadas en pruebas de ADN, más de 3.500 desaparecidos ya han sido identificados.


Existen casos de personas cuyos restos fueron distribuidos en diferentes fosas para dificultar la identificación. Existen casos de abuelo (anciano), padre (maduro) e hijo (menor) encontrados en la misma fosa.


En 2006 fueron enterrados 505; en 2007, 465; en 2008, 308. Mañana 11 de julio serán inhumados otros 534.


En Tutzla, al norte de Bosnia, hay unas grandes naves de cinco metros de altura cubiertas de estanterías desde el techo al suelo. Las bandas están repletas de bolsas y sacos cerrados. En su interior miles de seres humanos esperan su turno en la larga cola de la identificación. Todo el dolor del mundo en unos centenares metros cuadrados.

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