>> Experimento. Cultivar setas, además de fácil y práctico, supone una oportunidad para ejercer de jardinero con la familia. Aquellos que tengan hijos pequeños y quieran pasar un buen rato, pueden probar a realizar este pequeño experimento. Hasta hace poco, la manera tradicional era utilizar troncos de chopo, realizar aberturas e introducir tierra con esporas, pero en los últimos años se han impuesto los sacos ya preparados que venden en los invernaderos y que ahorran mucho trabajo.

Los sacos, que parecen de tierra a primera vista, están compuestos, generalmente, por restos de paja donde se ha incluido el micelio del hongo, aunque otras veces puede estar combinado con esporas. El micelio es el cuerpo vegetativo del hongo, la parte subterránea que permanece viva todo el año y que se asoma a la superficie en forma de setas. Para que ese micelio se reproduzca y 'fructifique', debe tener la humedad y temperatura adecuadas. En condiciones óptimas, se desarrollan en tan solo unos días, produciendo enormes setas, que pueden cocinarse sin problema.

FÁCIL Y MUY AGRADECIDO

>> Preparación. Los sacos contienen micelio del hongo pleurotus ostreatus, que produce las “setas de chopo”. Son aptas para el consumo humano y reciben este nombre porque suelen nacer en la madera envejecida de estos árboles. Para que salgan, hay que agujerear el saco con un objeto punzante.

>> Humedad. Una vez agujereado, se riega la superficie para que la humedad entre en el interior del saco. Este tipo de hongos requiere tener unos 17 grados de temperatura ambiente, aunque el sustrato se calienta incluso antes, al estar metido en un saco negro y tener su propia fermentación interior.

>> Tiempo récord. Las setas de la fotografía crecieron en tiempo récord. En tan solo tres semanas, emergieron de los agujeros a pesar de que este mes de enero ha sido muy frío. La subida de temperaturas que se produjo a finales de mes con el temporal de viento hizo que el micelio 'despertase'.