Raúl Burillo: "Hay una corrupción orientada a la financiación de los partidos"

El Partido X propone una democracia "abierta" con continuas aportaciones ciudadanas.

Raúl Burillo lleva 25 años ejerciendo como inspector de Hacienda
Raúl Burillo: "Hay una corrupción orientada a la financiación de los partidos"

Raúl Burillo (Zaragoza, 1963) es inspector de Hacienda desde hace casi un cuarto de siglo. Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, ha sido delegado de la Agencia Tributaria en distintas provincias y delegado especial en Cataluña y Baleares, donde ha coordinado diferentes grupos de personas en la lucha contra el fraude en casos como el del Palma Arena. Ocupa el tercer puesto en la lista del Partido X para las europeas.


-¿Cuál es el planteamiento del Partido X?

-La idea es que la política la tienen que hacer los ciudadanos a través de diferentes vías de participación. Los políticos deben ser únicamente los gestores, personas que no deberían estar para hablar sino para resolver los problemas y que, por tanto, deben ser especialistas en las materias que se consideran más importantes. Cuando hablamos de la política del siglo XXI nos referimos a que lo importante no es el líder, no buscamos personas mediáticas ni tertulianos, sino personas que hayan hecho bien su trabajo en un área concreta para que puedan aplicarlo en la política real. Lo importante son las ideas de personas y de programa. 


-¿Cómo se elaboró ese programa?

-Con una forma de trabajo que queremos implantar, abriendo la participación a todas las personas que son expertas en cada materia (educación, pymes, sanidad, fiscalidad...) para que interactúen entre ellos. Una frase que define nuestra forma de hacer las cosas es que trabajar en democracia es saber trabajar en la discrepancia. Es alcanzar el consenso desde la justicia social, igualdad y libertad.


-¿Y cómo se aplicaría ese consenso en el día a día?

-Realizando referéndums en los asuntos clave. No es de recibo que en campaña, en los programas electorales, se prometa bajar los impuestos para luego en el momento de la verdad subirlos. Ese es un asunto que la ciudadanía debe decidir si se aplica, ya que ha votado en función de una promesa.


-¿Qué ideas vertebran su programa?

-Tenemos cinco puntos clave. El primero sería recuperar al ciudadano para la democracia, que interactúen de distintas formas y grados. El segundo, recuperar la profesionalidad y la independencia de los partidos, que no sean estructuras burocratizadas de poder que controlan no solo la dirección de las instituciones, sino el día a día y las decisiones concretas, como elegir los jefes de servicio. En tercer lugar apostamos por recuperar la economía y hacerlo con una idea muy clara: recortar ineficacia, ineficiencia, derroche.


Ahora mismo se confunde gasto público con gasto social, cuando no es lo mismo. Se ha creado un gasto público excesivo para dar espacio a las necesidades de los partidos mientras se ha recortado de áreas como educación y sanidad. Este recorte en derroche público debe llegar unido a un aumento de los ingresos, que se conseguiría replanteando el sistema tributario y luchando de verdad contra el fraude fiscal. España está a la cola de los países europeos en cuanto a eficacia fiscal: somos los que más impuestos pagamos y los que menos recaudamos, y esto ocurre porque hay una bolsa de grandes fortunas y corporaciones que no pagan lo que deben pagar.


Otra de las grandes ideas de nuestro programa es la lucha contra la corrupción. El sistema hay que cambiarlo, pero sobre todo hay que cambiar las formas de controlarlo. Cuando vamos a un médico y no nos cura no volvemos a acudir a él. ¿Por qué creemos entonces que quienes han creado el problema de la corrupción van a ser los mismos que nos van a sacar de él? Nosotros planteamos cambiar las leyes de financiación de los partidos, de subvenciones, de contratos administrativos. También cambiar figuras como los aforados y reforzar el Tribunal de Cuentas y hacerlo independiente, así como de la Agencia Tributaria. Pero sobre todo proponemos algo que España no tiene y necesita: un sistema de análisis de riesgo del fraude en tiempo real, en el momento en que se está cometiendo.


La última gran medida es recuperar la confianza de los ciudadanos. España es un país desmoralizado que ya no cree ni en la democracia ni en la economía. Que el ciudadano no sienta que está de espaldas al sistema.


-¿Qué grado de corrupción hay en España?

-En España hay una corrupción orientada a la financiación de los partidos que gobiernan y unos partidos que han destinado dinero público para enriquecerse. Los contratos públicos que sirven para financiar partidos políticos están totalmente generalizados y se repiten en todas las comunidades. Y la forma de reaccionar cuando se descubre es también generalizada. Se niega, no se colabora, se desprestigia a quien investiga...


-¿A qué tipo de votante se dirigen?

-Buscamos el voto en los ciudadanos desmoralizados, desencantados, gente que normalmente no iría a votar y que puede ver soluciones reales en nuestras propuestas, planteadas por personas que creen en la política y que trabajan en los ámbitos que quieren cambiar.