Tras el uso de Volkswagen

Piden que la Torre del Agua "no vuelva a morir"

Empresarios, ciudadanos y el propio arquitecto reclaman que el edificio siga abierto. Su coste anual asciende a 750.000 euros.

Imagen interior de la Torre del Agua
Volkswagen transforma la Torre del Agua en una lujosa discoteca
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Elogios, sorpresa, admiración... Las imágenes del aspecto que muestra el interior la Torre del Agua de Zaragoza con motivo de la presentación mundial del nuevo Volkswagen Golf no han pasado desapercibidas. Durante dos meses, la firma alemana ha transformado el emblemático edificio de la Expo de 2008 en una lujosa discoteca.


Más allá de este uso concreto -admitido para esta ocasión puntual, pero que generaría dudas en caso de consolidarse-, la sociedad aragonesa reclama que las puertas de la Torre sigan abiertas. El arquitecto de la obra, Enrique de Teresa, asegura que “lo peor que se puede hacer a un edificio es cerrarlo, sería una pena”.


A su juicio, la iniciativa de la compañía automovilística es una “buena noticia” aunque reconoce que instalar una sala de baile no es la mejor opción. “Es un espacio singular que merece una visita que permita disfrutarla mejor y servir a los ciudadanos”, explica.


De Teresa recuerda que la estructura del edificio “está preparada para resistir forjados” tanto en el nivel intermedio como en la cubierta, para posibilitar mediante obras de adecuación diferentes usos. En noviembre de 2010 se elaboró un proyecto de ampliación de la Torre del Agua, cuya propuesta inicial incluía la construcción de plantas interiores y ganar más altura. Después se redujo a una planta-mirador y finalmente fue aparcado.


En cualquier caso, el sentir general incide en aprovechar una infraestructura que costó a las arcas públicas más de 53 millones de euros. “La discoteca tiene buena pinta. Pero lo importante es que, cuando se vaya Volkswagen, allí se haga algo para revitalizar la zona”, apunta Enrique Puértolas, presidente de los hosteleros de Aragón. A su parecer, “el problema es que los políticos están desconectados de la realidad empresarial, porque podríamos activar Ranillas”.


Desde la Asociación Legado Expo Zaragoza, vigilantes siempre del devenir de los iconos de la muestra de Ranillas, insisten en que “la Torre ya está puesta en marcha, que no vuelva a morir”, en palabras de su presidente, Juan Ibáñez.


Tampoco se quedaron atrás las redes sociales, que durante la jornada de ayer se hicieron eco del actual uso del edificio de 76 metros de altura. En Twitter o Facebook se sucedieron los mensajes de sorpresa por la nueva imagen de su interior y de apoyo por una Torre abierta para los ciudadanos.

Más de 750.000 euros al año

Sin embargo, el entusiasmo no será suficiente para evitar el cierre de la Torre del Agua. En concreto, serían necesarios 600.000 euros, a los que habría que aplicar impuestos y tasas, lo que daría una factura anual de más de 750.000 euros.


Una cantidad destinada solo a gastos fijos como limpieza, mantenimiento, vigilancia o consumos energéticos. Si a ello hay que sumar un proyecto nuevo y los trabajos de adecuación, la inversión se dispara. Para la celebración de su evento, que apenas alcanza los dos meses de duración, Volkswagen ha desembolsado en concepto de alquiler 280.000 euros.


En ese tiempo, la firma alemana ofrece una fiesta privada cada dos noches a sus invitados, que disfrutan de un espectacular edificio acondicionado con barras de bar, zonas 'chill-out' y cabina de Dj's. Ya han pasado más de 5.000 visitantes por la capital aragonesa para conocer de primera mano el nuevo Golf 7, y se espera que alcancen los 16.000 cuando finalicen los actos a mediados de noviembre.