Los rescoldos de "un monte que parecía gasolina"

Los alcaldes de los pueblos afectados por el fuego en las Cinco Villas temen que se reactive y lamentan la gran pérdida de bosque y fauna.

El fuego se reavivó ligeramente este martes en Asín pero volvió a ser controlado.
El fuego se reavivó ligeramente este martes en Asín pero volvió a ser controlado.
Guillermo Mestre

Un paisaje negro cubre la comarca de las Cinco Villas. El incendio que se originó el sábado en el municipio de Luna ha arrasado más de 14.000 hectáreas. Ahora, el fuego está controlado, pero no completamente sofocado. El temor a que rebroten las llamas de los rescoldos mantiene en vilo a la población de las localidades afectadas por el fuego (Biota, la pedanía Malpica de Arba, Farasdués, Asín, Orés, Luna y Luesia). Y el intenso calor no da respiro a los vecinos, que viven con "angustia" estos momentos.   


"Seguimos temerosos", reconoce el alcalde de Orés, Antonio Campos. "Tenemos que seguir refrescando el perímetro para evitar que se reactive el fuego", apunta. Él y otros agricultores de la zona permanecieron en Orés para combatir las llamas que han arruinado más de 2.000 de las 5.800 hectáreas que tiene el municipio. "Hacía muchísimo calor y el viento soplaba con fuerza. Parecía que las llamas se nos iban a comer. Jamás había visto un incendio de esta magnitud", señala este agricultor natural de Orés. 


"Puede pasar cualquier cosa", lamenta el alcalde de Asín, Rogelio Garcés, que este martes sufrió otro susto ya que se reactivaron dos focos del incendio, aunque afortunadamente quedaron sofocados sobre las 15.00 de ese mismo día.

"Estuvimos 24 horas sin dormir intentado parar el avance del fuego pero sirvió de poco. Se ha quemado prácticamente todo el término, unas 2.800 hectáreas", lamenta Garcés. 


El edil de Luna, Luis Miguel Auría, recuerda la "impotencia" que vivió en esos momentos. "Había tres hidroaviones para sofocar el fuego de la zona pero ir y volver a cargar agua les costaba siete minutos y cuando regresaban, las llamas volvían a reactivarse", cuenta Auría: "El monte parecía gasolina". 


Pero, el peor momento que vivió Luis Miguel fue cuando se originó el incendio. "Un familiar estaba cosechando en el campo y no tenía cobertura en el móvil para avisarle. El fuego avanzaba hacia las tierras donde él estaba trabajando. Tuvo que salir corriendo. Si tarda dos minutos más no sé que hubiera pasado", relata este edil y agricultor de Luna, uno de los pueblos más perjudicados con más de 5.000 hectáreas arrasadas por el fuego. 


Luesia fue el municipio que acogió a los vecinos de Asín y Orés desalojados por las llamas. El pabellón del pueblo estaba preparado para recibirles. Y gracias a mensajes de whatsapp, los habitantes de Luesia se movilizaron. "Estaba cosechando cuando me avisaron de que tenían que evacuar a los amigos de Orés y Asín. Envié un whatsapp a todo el pueblo y en cuestión de quince minutos se habilitó el pabellón para que estuvieran todos agrupados y se trajo comida y agua", detalla Jaime Lacosta, edil de Luesia, quien asegura que está muy orgulloso de su pueblo: "Han demostrado una solidaridad inmensa", destaca. 


"Se les veía muy afectados. Con mucha incertidumbre de no saber si sus hogares quedarían a salvo del fuego. No llegaban noticias y les costaba dormir. Muchos pasaron la noche en vela", recuerda Lacosta: "El pueblo entero ofreció sus hogares para que pudieran descansar y sentirse como en sus casas", dice.

El tesoro ecológico, echado a perder

La valoración de los daños que ha provocado este incendio "son incalculables", asegura el edil de Orés, Antonio Campos. "Más que dinero, se ha perdido el valor ecológico de tener un monte verde, con árboles sanos y donde habitaba una diversidad de fauna muy importante para la caza como el ciervo, el jabalí, el corzo, el conejo o la perdiz, entre otros animales", detalla Campos. Y es que las pérdidas de masa forestal y de fauna son los otros rescoldos, casi irreparables, que deja el paisaje después de ser ser pasto de las llamas.


El problema, dice Jaime Lacosta, es regenerar el monte: "Los campos se vuelven a cultivar y muchos agricultores tienen seguro que costeará la cosecha perdida, pero el bosque, la vegetación y la fauna se ha echado a perder". 


El regidor de Luna explica que con el trasiego de camiones y vehículos para intentar sofocar el fuego se han estropeado algunas carreteras del pueblo. También, dice Auría, es necesario actuar rápidamente para limpiar la madera quemada del monte. "La madera se pudre y crea hongos y estos se transmiten a la madera que se regenera. Si no nunca tendremos un monte sano", detalla.

Piden línea de ayuda para los afectados

Para los agricultores que han perdido parte de sus cosechas o sus tierras han sido arrasadas por el fuego, los alcaldes de los pueblos afectados piden que se disponga una línea de ayudas para los afectados, como hizo el Gobierno de Aragón con el tema de las riadas. El alcalde de Luesia solicita que se dispongan los medios suficientes para remediar los destrozos causados por el fuego. "Lo malo es que el remedio viene cuando no hay remedio", lamenta Lacosta.


Pero estos alcaldes no pierden la esperanza. Este miércoles tendrá lugar una reunión, en el municipio de Biota, a la que acudirá el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, y el consejero de Desarrrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, para hacer una primera valoración de los daños provocados por el incendio, según informan fuentes del Gobierno de Aragón. 


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