ZARAGOZA

Las denuncias por el ruido de vecinos superan ya las dirigidas contra los bares

La Policía Local recibe cada año más de 600 quejas, pese a que bajan las ocasionadas por locales de copas.

Rosario Martín, en la ventana de su salón, justo al lado de unos motores de refrigeración.
Las denuncias por el ruido de vecinos superan ya las dirigidas contra los bares
TONI GALÁN

Hace unos años, la denuncia tipo la ponía un vecino indignado porque la música del bar o discoteca de turno atronaba de madrugada en su dormitorio. Ahora, la tendencia ha cambiado. La queja más habitual en los últimos meses es la de una persona a la que molesta una fiesta, el perro, los tacones o el instrumento musical del hijo del vecino, entre otras fuentes sonoras.

 

La Policía Local de Zaragoza recibe cada año más de 600 denuncias por ruido de vecinos de la ciudad. Los datos de 2008 aún se están recopilando, pero en 2007 fueron, concretamente, 641. Aunque no se detalla cuántas denuncias hay por cada motivo, Carlos Esáin, intendente jefe de la Unidad de Protección Ambiental y Consumo (UPAC), observa que "hay bastantes más por el ruido que provocan los vecinos que por cualquier otro motivo".

 

Esáin confirma que "antes había muchas más por ruido de bares", y apunta que, de hecho, por este motivo "ahora hay bastantes pocas". La amenaza de las sanciones ha logrado, según Esáin el objetivo que persiguen: "Los dueños saben que, si se pasan, el vecino va a llamar para protestar y que se le puede llegar a cerrar el bar". Incluso hay locales que se autocontrolan con medidores de sonido para saber cuándo sobrepasan el nivel de decibelios permitido, o con limitadores de los equipos de sonido.

 

El procedimiento es sencillo. El vecino molesto llama al 092 y, si hay patrullas disponibles, la Policía Local manda unos agentes equipados de sonómetro. Realizan tres mediciones en el salón o en los dormitorios y desconectando las fuentes de ruido del interior de la vivienda, en las que se saca la media ponderada de ruido a lo largo de un minuto. El límite, según recoge la ordenanza para la protección contra ruidos y vibraciones (del 5 de diciembre de 2001), está en 27 decibelios por la noche y 40 durante el día.

 

Si se detecta que la fuente de ruido supera los máximos permitidos, la UPAC denuncia el caso ante Servicios Sociales (si el infractor es un particular) o ante Urbanismo (si se trata de un local con licencia). Las sanciones son de diferente cuantía dependiendo de la gravedad, y puede llevar al cierre de locales en caso de reincidencia. Ha habido juzgados que han encontrado hasta responsabilidad penal en algunos dueños de locales que sobrepasaban sistemáticamente los límites permitidos.

 

Sea por vecinos ruidosos o por bares que le dan una vuelta de más al volumen de los equipos de sonido, los problemas ocasionados por el ruido afectan al día a día de los vecinos de manera notable. Malestar general, falta de sueño, pérdida de atención, dificultad de comunicación, pérdida de oído... son algunos de las consecuencias físicas que sufren los afectados. Además, tiene consecuencias económicas: incremento de los costes sanitarios, reducción de la productividad y disminución del valor de las viviendas.