Lleva usted más de media vida con Pablo Motos. Se dice pronto.Pues desde los 20 años. Pablo nos contrató a Damián y a mí de guionistas del club de la comedia en el Plus, teníamos 21 años y estábamos en la facultad. Trabajamos para Santi Millán, Quique San Francisco, Amparo Baró... Pablo era jefe de guiones. Duramos solo un año, porque cuando le ofrecieron el matinal en M80 se nos llevó. Así que sí, las matemáticas son claras: 22 currando con Pablo y 21 viviendo sin él.

Usted es la voz de Trancas y muchas otras cosas. No para.En eso estamos. Tengo monólogo nuevo ahora; en las actuaciones me lanzo con cosas que no pueden salir en ‘El hormiguero’, nos ponemos más fuertecitos si se tercia, pero que nadie se asuste en Zaragoza... Ya ha pasado Ignatius por ahí en las fiestas, ¿no? Entonces no voy a dar ningún miedo -ríe- y espero que lo pasemos bien. Me encanta el ‘stand up’, y escribir para ti cuando lo has hecho tantas veces para otros es una escuela, muy distinto. Es tu chiste y lo cuentas tú, debes pensar si te sientes cómodo haciéndolo en público. Me gusta mucho crear complicidad con la gente, ir más allá de la broma, incluso cruzar la raya un poco, sin maldad.

¿Es de papá o de mamá, de Fallon o de Seinfeld?Seinfeld me encanta pero no es mi estilo, soy más de Louis CK o Jim Jeffries, cañero. Lo de hablar con el público en la actuación no lo gestiono tan bien, me limito a cosas puntuales. Mi amigo Galder Varas, al que admiro, es un fenómeno construyendo a partir de la interacción con el público: además, cae bien y parece inocente, pero suelta unos hachazos tremendos. El mío es otro tipo de personaje.

Usted le da también a la música.Toco el bajo en un grupo que se llama El Hombre Linterna. Hemos estado algo parados últimamente, pero queremos retomar el tema y hacer conciertos pronto. Tenemos un disco de versiones de dibujos animados muy divertido, espero que lo oigas. Hacemos ‘Oliver y Benji’ con Pereza y ‘El príncipe de Bel Air’ con el Langui, por ejemplo. A ver, cada cual tiene su vida y los trabajos quitan tiempo a este placer que es la música, pero es algo a lo que vamos a darle calor.

Y usted es bajista porque...Ya veo por dónde vas, y sí, cumplo el cliché, soy el bajista porque tocaba peor la guitarra que el guitarrista y el teclado peor que el teclista. Damián no sabe tocar nada y por eso es el cantante.

Abrió dos tiendas en Madrid con su hermano Pablo. Una de ellas va como un tiro...Sí, abrimos Friking en la calle Arenal, es de camisetas, y nos hemos lanzado con otra en Gran Vía. La de ‘caganers’ la hemos traspasado. Las camisetas son ideas y diseños nuestros y se imprimen en Cádiz, así que ya vienen con arte. Ha triunfado mucho la de Darth Vader con sombrero cordobés y un vaso de fino en la mano y la frase "yo soy tu compadre".

¿Qué vamos a ver en Zity Comedy este sábado?¡A Grison y Fontecha! Haremos una intro juntos, un experimento de ciencia con el público, Fontecha y yo nos curraremos monólogos y Grison se encargará de la música y del juergón final. Grison y Castella son los Trancas y Barrancas de Broncano, claramente. A Grison ya lo hemos contratado con Tres Calaveras Huecas, empresa que tengo con Damián y Marron: es un ‘beatboxer’ genial.

Confiese: ¿Quién ha encajado mejor las pullas de las hormigas en 18 años de ‘El hormiguero’?Esa es fácil: el que más recibe, el propio Pablo. Nunca se ha enfadado con Trancas y Barrancas, y si lo ha hecho, ha disimulado muy bien. Los invitados americanos flipan a veces con Damián (Barrancas) y conmigo, pero nadie se toma a mal nuestras ocurrencias. Calculamos hasta dónde podemos llegar con cada invitado. A los que repiten y ya saben de qué va les zurramos más, pero sin importunar, no es la idea.