Así se viene a Zaragoza

Hace tiempo que por Pignatelli no desfilaba un novillero con las formas de Rufo. Bien presentado el ganado traído por Zacarías Moreno.

Derechazo de Tomás Rufo.
Derechazo de Tomás Rufo.
Raquel Labodía

Ni un pero a la presentación de la novillada traída por Zacarías Moreno a Zaragoza. Guapa, bajita y en puntas. Con más trapío que el 80% de las corridas que lidian hoy las figuras. Entre ellas, la del pasado domingo. Aquí, en La Misericordia, donde este martes se presenció un festejo que fue de más a menos. Enrazado y con un gran pitón derecho fue el abreplaza que correspondió a Tomás Rufo; más enclasado aunque con menos motor el que fue lidiado en segundo turno por Fernando Plaza y, a partir de ahí, la tarde decayó.

La salida de Bandolero sentó como un tiro al espectáculo. Tuvo que ser devuelto a corrales por acalambrado e inválido y, tras un cuarto de hora con el animal echado en la rampa de chiqueros sin poder desplazarse, las palmas de tango empezaron a reclamar agilidad. La solución, en todo caso, no era fácil. Quizá Julio López y Fernando Sánchez, certeros subalternos, la guardaban en su puntilla. Quizá Florito -avispado mayoral de Las Ventas que presenciaba la escena desde el tendido 4- la imaginaba en su cabeza. Pero lo cierto es que la demora no le sentó bien al espectáculo.

Tampoco ayudó la entrada en escena de un segundo Bandolero -se corrió turno en lugar de dar entrada al sobrero- que siguió repartiendo disparos anestésicos. Venía justo de casta y recorrido. Y solo un par de riesgo del banderillero Toñete, que expuso más que su tocayo el coletilla en varias tardes, restableció el interés que habían tenido las anteriores actuaciones.

Gustó mucho Tomás Rufo. Asentado, abandonado, dibujando el toreo caro con ajuste y la mente despejada. Un concepto no muy extendido entre los novilleros actuales, que abusan de la técnica en favor de los ventajismos. Rufo, no. El toledano vino como hay que venir a Zaragoza: con personalidad y conocimiento de causa. Pues tan importante es saber torear como manejar la cabeza a edad temprana.

Próximamente pasará por el quirófano a recuperarse de una lesión en el hombro que arrastra desde su presentación en Madrid, en julio, y Dios quiera que lo dejen bien porque estamos ante uno de los talentos que debe tirar del escalafón los próximos años.

Otro valor a tener en cuenta es Fernando Plaza, que también venía lanzado por una interesante actuación en Madrid y este martes volvió a mostrar unas formas ilusionantes. Combina pasajes osados con la naturalidad que le han inculcado sus maestros. Desde Antonio Corbacho hasta un Alejandro Talavante al que recuerda por momentos. Y hasta ahí. Tampoco debemos volverlos locos y nombrarlo sucesor a marchas forzadas. Ni le conviene al chaval ni a la fiesta, que espera como agua de mayo el regreso del extremeño.

Un paisano suyo, Alejandro Mora, completaba la terna de este martes. También se le adivinan buenas intenciones, pero se quedó en eso. Tuvo el detalle de brindarle su primer toro al doctor Carlos Val-Carreres, quien el año pasado lo intervino de un importante tabacazo, y después se mostró más verde que sus compañeros. Nunca acabó de dominar los terrenos ni las distancias y a sus dos faenas les faltó estructura y les sobró duración. Los oponentes, principalmente el mencionado Bandolero, tampoco ayudaron.

Destacadas cuadrillas

Especial mención merecen las actuaciones de varios subalternos. Grandes pares de Marco Galán y Fernando Sánchez, a las órdenes de Rufo, frente al primero de la tarde; tan fácil y discreto como siempre Julio López, este martes en la cuadrilla de Plaza, y arriesgado el mencionado Toñete. También saludó Sergio Aguilar.

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