En torno a un millar de personas –800, según fuentes de la Policía Nacional, y más de 3.000 según los organizadores– reclamaron ayer por la tarde la "abolición de la tauromaquia" frente a la plaza de toros de Zaragoza, la Misericordia, una hora antes de que comenzara la segunda corrida de la Feria de Toros del Pilar. A pesar de que decenas de taurinos se encontraban en el entorno del ruedo observando la concentración, no hubo grandes enfrentamientos entre los defensores de la "fiesta nacional" y los que consideran que "la tortura ni es tradición ni es cultura". Un despliegue de cerca de cincuenta efectivos, contando a la Policía Nacional y a la Policía Local, veló por el buen desarrollo de la protesta.

"Queremos exigir y reivindicar unas fiestas sin maltrato ni sufrimiento. La gente tiene que ir más allá de la imagen y ver que hay realmente un sufrimiento animal", incidía Felicidad Osta, presidenta de Amnistía Animal, una de las entidades convocantes.

Con proclamas como "¡Manos arriba, esto es un maltrato!", "¿Cómo disfrutáis viendo sufrir a un animal?", o "Tenéis libertad, pero no para matar", la manifestación partió de la plaza del Portillo hasta llegar a la de España, donde se leyó el manifiesto. Entre los simpatizantes de la causa, algunas caras conocidas, como el diputado de Podemos por Huesca, Jorge Luis Bail, el parlamentario autonómico Nacho Escartín, también de Podemos, o la concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Teresa Artigas.

Del otro lado, los taurinos reclamaban "respeto" hacia quienes les gusta ese espectáculo y afirmaban que "si los toros terminan, será porque dejaremos de ir a verlos, no por las manifestaciones". Pero detrás de las pancartas se repetía una idea: "La abolición está en la agenda de los políticos. Pronto llegará".