Eduardo Paz 'La Bullonera': "La música está muy degradada en el mundo occidental"

Lo de Eduardo Paz, Joaquín Carbonell y José Antonio Labordeta con ‘Vayatrés’, el retorno al alimón del trío a los escenarios, empezó casi de broma... y ya va para dos años de respuesta entusiasta del público.

No me ha sorprendido, la verdad, hay 4.000 o 5.000 personas en Aragón que nos quieren mucho y aprecian lo que hacemos. Y alguno más que va surgiendo. Tampoco me sorprendió que se llenase el Principal. Esta tierra es muy dura, pero... todo se debe al estímulo de Joaquín Carbonell, que es un ‘pesao’ y se empeñó. Fue una broma, pero tantas cosas pasan así..., salen las ideas y te pones manos a la obra, y adelante.


Son ustedes tres harinas de tres texturas en tres costales distintos, pero complementarios... ¿algo así?

Tenemos un fondo común: la historia. Los conciertos ya no tienen ese elemento solemnemente reivindicativo que tenían estas canciones nuestras, los ‘hits’. Ahora predomina el cariño, la nostalgia. Y sí, somos gente muy diferente: José Antonio es un rapsoda, Joaquín combina el gusto por la pachanga con el rollo Brassens y Dylan, y lo mío es folclore, con un punto más rockero.


Su compadre José Antonio decía el otro día antes del pregón que normalmente le echan para atrás las muchedumbres. ¿A usted también?

Cuando está en el escenario, José Antonio Labordeta se transforma. Luego, para sacarlo de ahí... ni con piedra pómez. ¿A mí? Me gustan las muchedumbres cuando nos ven en concierto y el sonido es bueno. Además tenemos unos músicos extraordinarios, que te los voy a nombrar: Pardinilla a la guitarra, Fletes a la batería, Alberto Artigas en el laúd, Toño Bernal con el bajo, Eugenio Gracia con la gaita, dulzaina y los pitos, y ahora nos acompaña Rafel en el acordeón. Con esta gente, cómo te diría yo... vas en volandas, como si te pusieran una bandeja debajo del culo. Tendremos una invitada en el concierto del Pilar, pero es sorpresa. A ella le gustará que sea sorpresa.


Lleva unos cuantos años dando clases de música. ¿Lo disfruta?

No me gusta nada dar clases (risas, pero no bromea). Sí me gusta iniciar a los alumnos en el lenguaje musical, el conocimiento del aparato fonador, la voz... pero enseguida me canso. Nunca imaginé que iba a ser profesor, y van dieciséis años. La ventaja es que doy clase en una escuela que no imparte enseñanza reglada. Trabajo con alumnos de todas las edades, no debo someterme a un programa rígido y puedo adaptarme a cada alumno.


Muchos alumnos de Periodismo no leen periódicos. ¿Se encuentra muchos alumnos suyos que no oyen música, o no se aventuran más allá de lo que les vomitan las multinacionales?

La música está muy degradada en el mundo occidental, y en España aún más. El hecho de que no puedas estar en ningún sitio sin que haya un hilo musical es terrible:_aquí en HERALDO no hay, mira, y te lo agradezco. Oír la música que no quieres oír es un ruido atroz. Es algo que me hace profundamente desgraciado. Todo sigue como siempre: la música popular es el telón sonoro de las relaciones humanas y las ceremonias de apareamiento, y la más elaborada es la que alimenta los afanes estéticos. Ahora hay mucha más afición a la baja estofa, pero lo peor es el exceso de exposición a lo malo.


¿Qué echa de menos en las fiestas pilaristas, y qué echa de más?

Pues es una pregunta interesante a la que no te voy a contestar, porque no tengo ni idea. Me voy a Nueva York (la charla tuvo lugar la semana pasada) y vuelvo el viernes por la noche (anteayer) para cantar el domingo (hoy). No quiero saber nada... ¿y sabes por qué? Porque vivo en el Casco Viejo, el peor sitio para vivir de Europa si es fin de semana, víspera de festivo, pilares, navidades o Semana Santa. En ningún otro sitio hay tanta basura, cristales rotos por el suelo ni derechos fundamentales de los ciudadanos vulnerados, sin que el Ayuntamiento haga nada por evitarlo: ni este, ni los anteriores. Una cosa es divertirse, y otra..., pues la que veo junto a mi casa.


Tiene usted nuevo disco en lontananza...

Sí, es un trabajo de música judía sefardí, que ya está listo. También voy a grabar otro de música ashkenazi, con un repertorio precioso y muy pocos instrumentos. Espero que salga para Navidad. Lo voy a cantar en yiddish y en un idioma propio, que se llama eduárdico. Lo he inventado yo, ¿qué te parece?