María Dolores Pradera: un ejemplo de longevidad y carisma que vuelve en plena forma a Zaragoza

María Dolores Pradera: un ejemplo de longevidad y carisma que vuelve en plena forma a Zaragoza
María Dolores Pradera: un ejemplo de longevidad y carisma que vuelve en plena forma a Zaragoza
HERALDO

De sus numerosas visitas a Zaragoza, desde su etapa como actriz, ¿hay algún recuerdo recurrente al que asirse nuevamente en esta ocasión?

Qué te puedo decir, en Zaragoza tengo muchos amigos y es una tierra fantástica, siempre he tenido esa impresión. Me parece una ciudad preciosa para vivir y visitar. Además, hay un hotel en el que siempre soñé alojarme cuando mi economía no era muy buena, las primeras veces que vine como actriz. Para mí era un escenario propio de Greta Garbo y gente por el estilo. El Gran Hotel... siempre trato de quedarme allí, y esta vez no había ya sitio, así que me he quedado en otro, muy bonito también. No hay problema.

María Dolores Pradera iba para actriz y un día, de pronto, decidió parar. ¿Alguna razón específica?

No hubo una razón concreta, simplemente me di cuenta de que mis hijos ya eran grandes y decidí que podía permitirme viajar un poco más, tal y como requiere dedicarse a la música. Luego resultó que eran viajes continuos. Si te digo la verdad, decidí aceptar ofertas que me hicieron para cantar con la idea de reunir un dinerito y formar mi compañía, pero el plan provisional se convirtió en permanente.

¿Le picó el gusanillo?

Digamos que fue imposible dejar de cantar. Ya tenía mucha gente alrededor, músicos que habían apostado por acompañarme... y por suerte, el propio público me animaba a seguir, con un apoyo que nunca he dejado de recibir.

Usted tuvo un lazo fuerte con América Latina desde la niñez. Su bagaje musical está lleno de referencias de allende los mares...

Claro, el bolero, las rancheras... les debo mucho, siempre fue una conexión natural.

¿Tuvo la oportunidad de conocer bien a los autores de algunos de los temas con los que se asocia la figura de María Dolores Pradera?

Claro, con la autora de 'La flor de la canela', Chabuca Granda, me unió siempre una gran amistad. Lo mismo con Atahualpa Yupanqui, fuimos grandes amigos. Se me han ido yendo todos... pero bueno, me estarán esperando. También José Alfredo Jiménez con 'El rey', o Tomás Mendez y 'Cu-cu-rrú-cucú'. Y muchas gentes sencillas y estupendas, con menos nombre, pero mucho talento...

¿Qué le parece la iniciativa de Carmen París de hacer un disco inspirado en usted y su repertorio?

Por supuesto, me parece de maravilla. Conozco la idea de Carmen desde casi el principio, la verdad es que me quería dar una sorpresa, pero en nuestro ambiente todo se comenta y al final voy a tener una pequeña participación en él, somos muy amigas ya. Es muy bonito el proyecto, y me encanta que sea ella porque la admiro como artista. Además, ha metido una canción que ya grabamos juntas, y haré un apuntito de otra canción que se llama 'Todo es pena', en la que me toca una parte de una jota que aprendí de niña... espero que le guste a Carmen.

La industria musical está en crisis, pero a algunos artistas no les afecta tanto. ¿Y a usted?

He tenido suerte con lo de la crisis de la industria. Ya grabé 40 discos, más de 500 canciones y mi planteamiento es otro. Toco uno o dos conciertos al mes desde siempre, he sabido dosificarme, y así sigo. No obstante, claro que se ha notado, y he visto sufrir a muchos amigos. Espero que se arregle todo.

¿Qué artistas de las últimas hornadas le emocionan como espectadora?

Pues la misma Carmen, por ejemplo. También me encantan las voces y la calidad de Pasión Vega y Diana Navarro, pero son solamente dos ejemplos entre mucha gente. De los que llevan más tiempo, Ana Belén me sigue entusiasmando... y Serrat, por supuesto. De todos ellos, además, sigo aprendiendo.

¿Cómo siente el trato de los colegas y la audiencia? Alguien con su palmarés y trayectoria puede generar un exceso de respeto que, a veces, desagrada a los artistas...

Entiendo lo que me dices, pero no, a mí no me pasa lo del exceso. De hecho, la gente me tutea, especialmente los jóvenes y los niños, y desde luego me encanta, me mantiene con los pies en la tierra y con ilusión. Tengo un entusiasmo por lo que hago que, evidentemente, me lo da el contacto con el público, creo que la gente me quiere. Ahora le atribuyen a García Márquez esta frase, pero yo la recuerdo de Lorca, y la hago mía: "Prefiero que me quieran a que me admiren".

¿Tiene a alguien en la familia que siga sus pasos cantores?

No, nadie. Mi hijo, que canta y toca bien se dedica a marchante de pintura. Mi hija es actriz... y tengo nietos ya mayores, una es filóloga y profesora de español en la Universidad de Filadelfia. No les dio por cantar.