PILAR 2009

La plaza de toros estrena decoración en estas fiestas

Un mural del artista Sergio Abraín, elaborado por la escuela-taller de cerámica de Muel, preside la puerta grande del coso. Además, se han restaurado dos de las siete bóvedas originales que sostienen los tendidos, tradicionalmente conocidas como 'cuevas'.

La plaza de toros estrena decoración en estas fiestas
La plaza de toros estrena decoración en estas fiestas
DPZ

La plaza de toros de la Misericordia se prepara para las fiestas del Pilar y la temporada taurina con una puesta a punto. La Diputación de Zaragoza (DPZ) ha comenzado un programa de decoración artística del coso que ha comenzado por la puerta grande. El artista Sergio Abraín ha puesto su sello en este emblemático acceso de la plaza, con un gran mural cerámico elaborado en el taller-escuela de cerámica de Muel. El área de Cultura de la DPZ trabaja en este proyecto en el que otros artistas procederán a dejar su huella en otras salidas o ubicaciones específicas.


La plaza de toros de la Misericordia de Zaragoza ha sido objeto desde su inauguración, en octubre en 1764, hasta nuestros días, de varias ampliaciones y reformas. El aspecto de aquella primera plaza era muy diferente al actual, con todas sus gradas construidas en madera. A partir de ahí, sustitución de las gradas de madera por otras de ladrillo, sustitución de las gradas de ladrillo por otras de piedra, antepechos de hierro en gradas y palcos, ampliación del aforo, estrechamiento del ruedo, nuevas fachadas, reducción del aforo...


Pese a tan agitada historia constructiva, la plaza todavía guardaba en su interior unos espacios situados bajo los tendidos, denominados popularmente “cuevas”, que, aunque en mal estado de conservación general, constituyen los restos más antiguos que se conservan en el edificio junto con los muros perimetrales de la plaza original. Se trata de unas galerías de unos dos metros de anchura cubiertas con bóveda de cañón reforzadas regularmente por arcos fajones de ladrillo macizo con una rosca de un asta y un intradós de un asta y media. En uno de sus laterales se abren por medio de arcos de medio punto también de ladrillo ensanchamientos laterales individuales cubiertos con bóvedas en cuarto de cilindro, que sustentaban el graderío más cercano al ruedo original, este último más próximo a las cuevas que el actual. Siete son los espacios de este tipo que han perdurado hasta la actualidad, y dos de ellos, concretamente el espacio bajo tendido número 5 y el espacio bajo tendido número 3 son los que han sido objeto de restauración este último año por parte del taller de empleo Nicanor Villa. El tamaño de estas cuevas apenas permitía el tránsito de una persona erguida. Su misión únicamente consistía en soportar el peso del graderío superior y no fueron concebidas para un uso público, salvo, en todo caso, albergar determinados enseres.


Muchos han sido los fines no taurinos a los que ha estado dedicada la plaza, como instruir a la población civil durante la Guerra de la Independencia, prestar servicios de hospital de sangre o albergar a los voluntarios de la Bandera Sanjurjo en 1936, pero únicamente existe constancia de que las cuevas fueran empleadas en casos de alarma aérea por la población civil durante esta última contienda. Las obras de recuperación de estos espacios han sido ejecutadas por los 16 alumnos trabajadores que han formado parte, desde 2007 del taller de empleo Nicanor Villa, un proyecto que es fruto de la colaboración entre el Instituto Aragonés de Empleo y la DPZ. Este programa permite tanto la cualificación como la inserción profesional de desempleados a partir de 25 años de edad.