Entrevista

Ignacio Stampa: "Los fiscales dependemos de un fiscal general en el que yo no confío absolutamente nada"

El que fuera fiscal del caso Villarejo cuestiona la figura de Álvaro García Ortiz durante una visita a Zaragoza para presentar su libro 'El complot'.

El fiscal Ignacio Stampa, durante su visita este martes a Zaragoza.
El fiscal Ignacio Stampa, durante su visita este martes a Zaragoza.
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

A Ignacio Stampa, primer fiscal del caso Tándem o Villarejo, la decisión del Tribunal Supremo de tumbar el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal de Sala de Memoria Histórica le cogió este martes camino de Zaragoza, donde presentaba su libro “El Complot” en la librería Cálamo. La exministra de Justicia y exfiscal general del Estado votó en contra de su continuidad en la Fiscalía Anticorrupción, de ahí que Stampa la incluya entre quienes de alguna manera confabularon para cuestionar su profesionalidad y apartarlo de la investigación contra una las tramas de corrupción más graves de la democracia.

¿Qué sensaciones le han asaltado al conocer la decisión del Supremo?

Para un jurista, lo que sentencia el Tribunal Supremo es lo que vale. Y bueno, es otra demostración de la forma de actuar de Álvaro García Ortiz (actual fiscal general del Estado) y de que, al final, a todos se nos pone en nuestro sitio. De que la verdad cae por su propio peso. No se pueden hacer las cosas así y el Supremo corrige o rectifica las cosas que están mal hechas.

¿Hasta qué punto hace responsable a Dolores Delgado del ‘complot’ del que habla en su libro y que le apartó del caso Villarejo?

No la puedo situar a un nivel total porque no la puedo ubicar organizando el ataque mediático, pero sí que se aprovecha de ese ataque mediático. Y ahí ya sí que tiene el control total, porque mi puesto dependía absolutamente de ella. La investigación penal y legal que me hacen después también depende directamente de ella, y la dirige ella de forma clandestina.

"Yo soy un accidente en la historia de Villarejo para España. Yo tuve la oportunidad de empezar la investigación, de abrir la caja fuerte de su casa, de descubrir todos aquellos secretos con otro compañero…"

Su nombre y el del excomisario Villarejo parecen ya inseparables.

Yo soy un accidente en la historia de Villarejo para España. Yo tuve la oportunidad de empezar la investigación, de abrir la caja fuerte de su casa, de descubrir todos aquellos secretos con otro compañero… (el fiscal Miguel Serrano) Desde luego, yo no he hecho esto solo. Hubo un equipo de la Policía Nacional extraordinario. Y nada, simplemente, fue un trabajo que me tocó hacer hasta dónde me dejaron.

¿Le dieron un caramelo envenenado al encargarle el caso?

Sí, desde el primer minuto sabía que eso era un caramelo muy envenenado.

¿Lo sabía desde el primer momento o lo sabe ahora?

No, desde el primer momento y lo narro en el libro. Cuando me llama al jefe para designarme esta investigación es un regalo envenenado. Sí, fue así. Lo que descubro después es que Miguel tiene razón en que lo peor va a ser el fuego amigo y que no vamos a llegar al otro lado de la orilla. Muy lejos llegamos.

¿Fuego amigo?

Con Dolores Delgado como ministra de Justicia ya nos dimos cuenta de que el fuego amigo iba a ser el peor y cuando ya es nuestra jefa máxima es absoluto el convencimiento de que el fuego amigo va a ser el peor: como acaba siendo.

"Villarejo forma parte de un grupo de policías que parece que se aprovecharon de su cargo para hacer negocios y que tiene la particularidad de que atesoraba secretos de mucha gente"

¿Usted cree que el comisario Villarejo ha jugado un papel importante en la historia reciente de España o sería exagerar y dar trascendencia al personaje?

No. La importancia la tienen la Policía Nacional y la Fiscalía Anticorrupción. Villarejo es un presunto delincuente más con una condena de 19 años que no es firme y con otra serie de causas por las que está acusado. Pero Villarejo forma parte de un grupo de policías que parece que se aprovecharon de su cargo para hacer negocios y que tiene la particularidad de que atesoraba secretos de mucha gente. Pero no es que sea un personaje histórico, yo creo que lo importante fue que se trabajara para acabar con eso.

Pero lo que encontraron en la caja fuerte fue un auténtico tesoro. Creo que de aquellas grabaciones que guardaba Villarejo salieron decenas de investigaciones de la Audiencia Nacional.

Hasta donde estuve yo eran 30. No sé cuántas llevan, pero he leído que cerca de 50. Pero no sé qué amplitud tiene ya cada pieza, no creo que sean tan graves como las primeras. Entre otras cosas porque ya no hay interés mediático. Nosotros lo que hacíamos era sacar los asuntos que estaban más completos, los que tenían facturas, informes, audios… Y entre los que nos dio tiempo a abrir juntos están algunos muy potentes.

Hablamos entre otras de la operación Kitchen. ¿Por qué piensa usted que lo consideraban tan importante o peligroso?

Yo no soy el importante de la historia y siempre digo que Miguel Serrano era y es muchísimo mejor fiscal que yo. Toda la estrategia procesal del asunto la llevaba él. No me atacan por mí, lo que quieren atacar es al procedimiento y lo que quieren es separar a la pareja de fiscales. Digamos que me terminan quitando porque yo salgo afectado de peor manera en toda aquella contaminación mediática.

Sus detractores le acusan de excesivo protagonismo.

Mire, yo empecé investigando a Villarejo y en 40 meses nadie me conocía. Solamente se me empieza a conocer cuando me empiezan a atacar. He pasado 6 o 7 años absolutamente en silencio, de manera que el afán de protagonismo creo que es nulo. Más que afán de protagonismo es cumplir con mi función, primero como persona y por mi familia. Siento que debo contar todo lo que me pasó y tener paz interior. No quiero ser cómplice de todos los que quieren encubrir esto. Pero además soy fiscal y tengo que denunciar la corrupción que conozco. Además, lo que me ha pasado a mí le puede pasar a otro fiscal o a otro ciudadano cualquiera. Le puede pasar a usted.

"Siento que debo contar todo lo que me pasó y tener paz interior. No quiero ser cómplice de todos los que quieren encubrir esto. Pero además soy fiscal y tengo que denunciar la corrupción que conozco"

Con la experiencia que ahora tiene, ¿volvería a hacer todo como lo hizo?

Durante la investigación de Villarejo nos volvimos paranoicos, absolutamente desconfiados. Lo que habría cambiado es que de empezar ahora sería ultra paranoico. No teníamos amistades, estábamos absolutamente encerrados, no nos relacionábamos con nadie, solamente en el trabajo. Porque todo lo veíamos entonces con desconfianza. El trato que pudimos dispensar juntos Miguel y yo a abogados y a periodistas no lo habríamos tenido probablemente.

¿Por eso ahora lo graba todo? ¿Le ha cambiado de alguna forma el carácter?

Yo no lo grabo todo. Yo grabo las entrevistas por instrucción clara de todos mis abogados, para que no haya ningún periodista que tenga la tentación de malinterpretar lo que yo digo o descontextualizarlo.

Por todo lo que está contando y cómo lo cuenta, ¿diría que hay ‘lawfare’ en España?

No lo sé. Si hablamos de ‘lawfare’ como manipulación política de la Justicia, de un ataque partidista… En mi caso estuvieron todos afectados. Porque nosotros nos encontramos con un partido político que intenta utilizar el procedimiento de Villarejo para sus propios intereses que era Podemos; que los propios enredos del partido de Podemos nos perjudican a nosotros porque nos meten en un lío que estaba en las antípodas de la realidad y nos denuncia Vox. Este partido nos denuncia pero ni siquiera lo difunde, con lo cual el ‘lawfare’ ahí también es relativo. Porque cuando un partido hace alguna cosa relacionada con la justicia lo normal es que lo venda, pero no Vox se calla. La que lo vende es Dolores Delgado, curiosamente, que está propuesta por el PSOE. Pero al Partido Socialista yo no le veo aparentemente relación con el caso Villarejo en aquel momento. Al que sí que veía relación era al Partido Popular con el caso de la Kitchen. Luego, cuando el fiscal general de estado actual va al Congreso de los Diputados es Ciudadanos el que le pregunta por mi caso. Es decir, todos los partidos políticos han hablado. El que más me atacó fue el PP, desde luego, que ahora se mete con el fiscal general por las cosas que me hace. Es que es todo es un poco contradictorio. ¿Si hubo ‘lawfare’ en mi caso? Puede ser. Pero realmente lo que pasó fue una intoxicación informativa provocada por investigados que lo que querían era conseguir ventajas procesales.

"El libro son datos, es información. Fíjese si será verdad que se publicó el 7 de febrero y no he recibido ni una petición ni exigencia de rectificación de una palabra"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo a raíz de la apertura de diligencias a su mujer (Begoña Gómez) que pese a todo seguía creyendo en la Justicia. ¿Usted también?

Depende de quién. Mire, yo confío en mis compañeros fiscales, confío en los jueces con los que trato todos los días… Todos nos podemos equivocar, pero es que los fiscales tenemos un problema, porque dependemos de un fiscal general en el que yo no confío absolutamente nada. Sabiendo lo que me ha hecho a mí, que es lo que narro en el libro, que ha sido sentenciado por el Tribunal Supremo por desviación de poder (en la propuesta para promover a Dolores Delgado como Fiscal de Sala) y sigue en el cargo, que acaban hoy de tomar dos decisiones en contra de los postulados de la Fiscalía General y de él mismo. En fin, es que no puedo confiar. No puedo confiar y es muy delicado lo que le estoy diciendo, porque es una pieza muy importante dentro del sistema procesal y de justicia del país.

Su libro se titula ‘El complot: la verdad sobre el caso del fiscal Stampa’. ¿Por qué tiene que creer la gente que lea su libro su verdad?

Porque es la verdad.

Pero eso suena a lo que suena.

Pero es que yo en mi libro no opino, no hago valoraciones. El libro son datos, es información. Verán que lo que hago es explicar todo lo que se contó y demuestro que todo era mentira y luego cuento mi historia, la investigación que me hacen, absolutamente documentado. Fíjese si será verdad que se publicó el 7 de febrero y no he recibido ni una petición ni exigencia de rectificación de una palabra. Ni la menor apertura de expediente ni denuncia. Absolutamente nada porque es verdad. Hemos sido muy cuidadosos.

¿Hubo alguna presión para que no publicara este libro?

Ninguna, porque tampoco se enteraron.

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