Prisión provisional para el presunto autor de dos homicidios en Zaragoza

La Policía le atribuye la muerte de Mariana V. N., probablemente por precipitación en las escaleras de un edificio okupado y el de Abdelmalek E. M., el pasado 13 de marzo, en el mismo lugar y por mataleón. 

La pareja de la mujer víctima de un homicidio en la calle Boggiero deja una rosa azul como homenaje.
La pareja de la mujer víctima de un homicidio en la calle Boggiero deja una rosa azul como homenaje.
E. R. B.

José Miguel O. C., de 50 años, ha sido enviado a la prisión de Zuera como presunto autor de los homicidios de Mariana V. N. y Abdelmalek E. M., cometidos los pasados días 3 de mayo y 13 de marzo, respectivamente, en el mismo edificio okupado de la calle de Boggiero, el número 152. 

La Policía cree que el de la mujer, de 40 años, se produjo al ser empujada por las escaleras del inmueble, que fue abandonado sin terminar las obras, mientras que la del varón, de  39, fue por una luxación cervical producto de la maniobra de mataleón.  En ambos casos, la única persona que tenía acceso al edificio era José Miguel O. C., que dispone de las llaves de la cadena y el candado que dan acceso al mismo. También fue el único que alertó de las dos muertes a terceras personas y lo hizo en ambos casos cuando habían transcurrido varias horas desde los fallecimientos. 

Los agentes del Grupo de Homicidios, tras la inspección ocular y después analizar los restos de sangre hallados en el lugar, así como las manifestaciones espontáneas y contradictorias del arrestado, han llegado a la conclusión de que es el presunto autor de los dos crímenes. En el caso de Mariana V. N., creen que el sospechoso la mató tirándola por las escaleras y que después movió y trasladó el cuerpo. Dentro del edificio hallaron huellas de arrastre en varias dependencias y depósitos de sangre que evidencian el lugar dónde murió la mujer o tuvo la hemorragia más grave.

Pero no fue hasta unas diez o doce horas después cuando sacó su cuerpo a la calle y lo dejó sentando y apoyado junto a una pared, con una sábana que le cubría la cabeza y la cara, que tenía ensangrentadas. El cadáver fue localizado pasadas las doce de la noche del viernes por una vecina que se dirigía a su domicilio. Previamente, el detenido se había acercado a un bar de la cercana calle de Mayoral para decir que había una mujer muerta en Boggiero  a la que "cuatro moros habían violado" y luego abandonado.

Cuando los agentes estaban acordonando la zona para preservarla y facilitar la investigación, se les acercó el que luego sería identificado como José Miguel O. C. y les manifestó de manera espontánea: "Ahí hay una tía medio muerta a la que le han dado una paliza cuatro moros y la han dejado ahí tirada". Al preguntarle más datos, aclaró: "Son todos muy jovencitos y los conozco de que se pinchan en un callejón la plaza de Santo Domingo".  

Mientras estaba hablando con él, el policía observó que tenía manchas de sangre en las ropas y en las manos y al ser preguntado por su origen respondió  que él había "pasado por ahí" y la mujer le había pedido "vino", "monedas" y un "porro" y al ver que tenía sangre  le había "limpiado" la cara con un pañuelo. "Hemos estado juntos hasta ahora mismo, llevamos una hora y media juntos. Joder, vaya suerte que tengo, ya se me murió el otro día un moro en mis brazos, uno al que le compraba hachís" ¿No te acuerdas? Creo que estuviste tú ese día", preguntó el sospechoso al policía.   

Todas estas afirmaciones, unidas al resultado de la inspección y de las autopsias llevaron a la Policía a imputarle los dos homicidios. Al decirle que estaba detenido, negó que la sangre que impregnaban sus ropas fueran de la víctima. "No es de ella, es de unas gallinas que he matado en Montañana", les dijo. 

En un principio, se pensó que Mariana V. N. podría haber sido víctima también de una violación, pues estaba desnuda de cintura para abajo y ensangrentada, pero los forenses no apreciaron traumatismos de que hubiese sido agredida sexualmente. Si que tenía una fractura craneal, probablemente la lesión mortal, y otros traumatismos en la cabeza, varias costillas fracturadas además de hematomas por el resto del cuerpo. La conclusión preliminar de los médicos forenses es que la muerte es compatible con una precipitación. 

En cuanto a Abdelmalek E. M., el deceso ocurrió el 13 de marzo. Ese día José Miguel O. C., que tiene antecedentes por numerosos delitos, pidió ayuda a dos personas para sacar el cadáver de este inmigrante marroquí a la calle y les dijo que se había caído por las escaleras desde la segunda planta del edificio, pero las lesiones que se apreciaron no eran compatibles con una caída de esas características. Los investigadores creen que si el sospechoso no arrastró el cuerpo, como se piensa que hizo con Mariana V. N. es porque no tenía las fuerzas suficientes. Y en ambos casos entre la muerte y el hallazgo de los cuerpos pasaron más de diez horas.  

El arrestado, en el juzgado, solo ha querido contestar las preguntas de su abogado, Luis Ángel Marcén, del despacho de Carmen Sánchez, y ha sido para negar los hechos y atribuir el fallecimiento de Abdelmalek E. a una caída accidental. Respecto a la segunda ha rechazado tener relación y se ha limitado a mantener que se encontró el cuerpo junto al portal del edificio en el que vive. 

En las puertas del Juzgado de Guardia, Marcén ha defendido la inocencia de su cliente y ha indicado que se trata de una persona con bajo nivel cultural y económico y con muchos problemas de adicciones tanto a las drogas como al alcohol. "Es de este tipo de gente que se bebe tres botellas de vino o de whisky al día y prácticamente luego no coordina y no se acuerda de las cosas, se olvida de todo", ha manifestado. 

El abogado considera que la Policía ha llegado a la conclusión de que su representado tiene que ser el homicida por las manchas de sangre. "Pero es porque se encontró con la fallecida, la intentó ayudar y se manchó. Luego fue él quien avisó en un bar de que estaba tirada en el suelo. "No llamó él a la Policía porque es un indigente, no dispone de saldo en el teléfono móvil Y, además, cuando contaba lo que había pasado unos no le hacían caso y otros huían de él porque que pensaban que les iba a robar", ha aclarado. 

 

 

 

 

 

 

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