Justifica una violación diciendo que leyó en internet que el sexo con una menor le haría "más listo" y "fuerte"

El acusado siguió a una niña de 13 años desde la parada del autobús hasta el portal de su casa en Zaragoza y la agredió sexualmente.  

JUICIO POR AGRESION SEXUAL / AUDIENCIA PROVINCIAL DE ZARAGOZA / 06/03/2024 / FOTO OLIVER DUCH [[[FOTOGRAFOS]]]
El acusado, este miércoles, en la Audiencia Provincial de Zaragoza. 
Oliver Duch

“He leído en internet que hay una fuerza que te da la juventud que te hace ser más listo y más fuerte. Cuando tienes contacto (sexual) con alguien más joven te haces más inteligente”. Esta es la peregrina explicación que Brahian Alejandro L., de 21 años, ofreció este miércoles al tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza que lo ha juzgado por agresión sexual.

El acusado ha tratado de justificar así por qué el 25 de abril de 2023 siguió hasta su casa a una niña de 13 años que regresaba del instituto y entró a la vez que ella en el portal. Cuando la menor se entretuvo en mirar el buzón, la abordó por detrás, le tapó la boca con una mano mientras le decía “cállate”, metió la otra en su ropa interior y le introdujo dos dedos en la vagina. También la intentó besar en la boca, pero los gritos de la chica lo asustaron, como ha reconocido él mismo, y le hicieron salir corriendo.

Poco después, la Policía lo detenía en las inmediaciones tras protagonizar una huida por las calles de Miguel de Ara y Conde Aranda y ofrecer una fuerte oposición a su arresto. En su escapada llegó a abollar un coche patrulla contra el que chocó y lesionó a dos agentes que no podían hacerse con él de lo alterado que estaba. Por eso se enfrenta también a una pena por un delito de atentado por el que los abogados Carlos Álvarez y Marco Navarro piden dos años de prisión y dos multas por las lesiones.

Los hechos ocurrieron en las inmediaciones de la calle de Ramón y Cajal. “Estaba sentado, pensando si irme a las putas y vi a una chavala pasar por delante de mí. Fui detrás de ella hasta un portal de la plaza de José María Forqué. Ella me dio permiso para entrar y me dirigí al ascensor, pero como no subía y se paró en los buzones me acerqué por detrás, sin que me viera”, admitió el acusado.

A su juicio, la “chiquilla” le pareció “casi” de su edad. “¿Cuántos años tenía usted?”, le ha preguntado en ese momento la fiscal. “Veinte”, ha respondido. Luego ha contado cómo cometió la agresión con dos salvedades importantes: ha negado que introdujera los dedos en la vagina de la víctima -aunque los forenses apreciaron una pequeña escoriación y dolor a la palpación compatible con tal acto-, y que supiera que la niña tenía menos de 16 años. La diferencia entre una u otra circunstancia no es baladí pues la pena de prisión difiere notablemente.

Ha admitido que no conocía a la niña de nada. “¿Y por qué ella?”, ha querido saber la fiscal. “Siento que no estoy bien de la cabeza. Voy al psiquiatra, pero no le cuento las cosas”, ha dicho.

Ha recordado que estuvo en centros terapéuticos en Madrid (ciudad donde le consta una reseña policial por exhibicionismo en 2021, otra por un delito contra la intimidad, violencia de género y robo con fuerza), pero que cuando se “puso bien” dejó de ir al psiquiatra.

Sin embargo, la médico forense que lo examinó en Zaragoza tras la detención por la agresión sexual ha indicado que tiene una personalidad antisocial y un patrón de conducta desadaptativo, pero que sabe lo que está bien y lo que está mal. “No tiene ninguna patología psicótica ni desconexión con la realidad”, ha dicho la experta.

Por su parte, la menor -que físicamente aparenta menos edad de la que tiene- ha recordado ante el tribunal lo que le pasó y lo ha hecho con naturalidad después de que el presidente de la Sección Tercera, José Ruiz Ramo, la animara tranquilizándola y recordándole que era ya la última vez que tenía que contarlo en público, aunque tenía que decir la verdad.

Ha explicado que regresaba del instituto en autobús, sobre las 16.30, y se bajó en la parada de Conde Aranda. Caminaba hacia su casa cuando notó que un hombre la seguía. “Aceleré el paso y él también. Al llegar al portal le pregunté si iba a entrar y me dijo que sí. Mi madre me había dicho que mirara el buzón porque esperaba un paquete y cuando me paré para abrirlo vino por detrás. Me tapó la boca y me pidió que no dijera nada y metió su mano en mis partes y dos dedos”, ha indicado.

Cuando el agresor huyó, la chica llamó llorando a su madre, describió al hombre que la había atacado en el patio y luego lo reconoció cuando la Policía lo detuvo. Resuelta, ha dicho también que ha recibido tratamiento psicológico y que creía que ya lo había “superado”. Su madre ha apuntado que sigue con psicólogos.

El abogado del acusado, Alejandro Sarasa, ha discrepado con la Fiscalía en el sentido de que su cliente tuviera consciencia de que la menor tuviera menos de 16 años. “Esta es una agravante que debe probarse y en este caso no lo ha sido. La siguió, iba de espaldas y vio que tenía llaves del buzón, algo que él, según me ha transmitido, a esa edad no tenía”, ha expuesto.

El letrado ha pedido al tribunal que valore minuciosamente si hubo o no penetración con los dedos, pues mantiene que la pequeña lesión que hallaron los forenses estaba situada en la horquilla vulvar, encima del perineo. “Todo fue muy rápido y en esa zona no se halló ADN. Sí se encontró en la ropa y en la boca, porque la intentó besar, pero no en la vagina”, ha insistido.

Antes de empezar el juicio, el acusado entregó 500 euros a cuenta de la responsabilidad civil y ha pedido que se le aplique la atenuante de reparación del daño, así como la de enajenación mental. Las penas que han planteado oscilan entre un año de prisión; dos si se considera que no conocía la edad y que hubo penetración o 5 si entienden que sabía que era menor de 16.

En el derecho a la última palabra, Brahaian Alejandro L. L. ha tratado de pedir disculpas: “Siento que lo que he hecho no está bien. Me gustaría volver atrás en el tiempo. Siempre he pensado que no le hago bien al mundo. Me gustaría pedirle disculpas a ella y a su familia. Es algo que nunca volverá a pasar”. Y también ha dicho: “Me he sentido engañado por lo que leí en internet”.

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