La subida de las tarifas del autobús urbano en Zaragoza está en el aire, a quince días de que finalice el año. Por no saber, se desconoce aún si el Gobierno de España tiene previsto mantener las bonificaciones actuales. El concejal de Movilidad, José Miguel Rodrigo, anunció ayer que la actualización de los precios dependerá de la decisión que adopte el ministro de Transportes, el socialista Óscar Puente, sobre las rebajas. "Nuestra obligación es optimizar los recursos y los escenarios serían diferentes. En beneficio de los bolsillos de los contribuyentes, lo prudente, lo sensato, es esperar a que decida el Gobierno. Si de nosotros depende, no se subirán las tarifas", aseguró en su estreno en la comisión municipal, tras relevar al cesado Miguel Ángel García Muro.

El silencio ministerial condiciona la decisión que han de adoptar las grandes ciudades españolas. En Zaragoza, se están valorando "escenarios posibles", porque se dan "contradicciones" en las declaraciones que llegan de Madrid. Lo denunció Rodrigo, que urgió al PSOE a que anuncie ya cuál va a ser su decisión.

En diciembre del año pasado, las tarifas subieron un 7,7%, aunque al estar bonificadas solo se ha notado en el billete sencillo, que pasó de 1,40 a 1,50 euros.

El edil de Movilidad expuso la situación actual a petición del socialista Chema Giral, que preguntó en la comisión si el Ayuntamiento iba a hacer "copartícipes" del "error" al pedir 7,5 millones de subvención "aumentando los precios". Rodrigo lo negó, y le afeó que se refiriera a un "quebranto económico" que no se ha producido y que no se va a producir "mal que le pese", acotó.

Bonificación de los 7,5 millones

La concejala de Medio Ambiente y Movilidad, Tatiana Gaudes, está convencida de que el entuerto se quedará en un mal recuerdo y el dinero llegará. Sostuvo que el Ministerio está "receptivo" y "se va a recuperar". "Hemos presentado las alegaciones al Ministerio y nos han pedido que seamos discretos hasta que haya consenso", declaró, y se negó a dar el nombre del funcionario que firmó el documento que se remitió al Gobierno de Aragón. "Esto se tiene que solucionar de manera interna y no ir al señalamiento político", reclamó.

Visibilidad en el autobús eléctrico

La polémica sobre la visibilidad en los nuevos autobuses eléctricos se debatió, también, en el pleno. Vox llevó las quejas de los conductores de Avanza tras cuatro atropellos con estos vehículos, porque "conllevan deficiencias en el ángulo muerto en giros hacia la izquierda", según denuncian.

Rodrigo recordó que los autobuses están homologados, son "de última generación" e incorporan "funciones de seguridad". Explicó que el Ayuntamiento es conocedor de la situación y los expedientes se están analizando. Aseguró que solo hay quejas en Zaragoza y que funcionan "sin problemas" en otras ciudades (Barcelona, Vitoria, Bilbao, Bayona y Orleans, entre otras).

El concejal de Movilidad expresó su "preocupación" por la seguridad vial, e indicó que 2flaco favor se hace si se dice que lo que ocurre en el asfalto es por culpa de los autobuses". Instó, por ello, a esperar al final de los estudios para determinar cuál es la causa de los accidentes.

Los vehículos ie tram de Irizar e-mobility, los de 12 y los de 18 metros, incluyen sistemas de ayuda a la conducción, como el Mobileye, que alerta a los conductores de la presencia de viandantes y de cualquier vehículo que se encuentre en la zona de influencia del autobús, según informaron desde Avanza. El sistema Shield+ Connect de Mobileye está diseñado para autobuses en entornos urbanos, y asiste a los conductores en tiempo real. 

Desde el sindicato Colectivo Unitario de Trabajadores (CUT) en la empresa Avanza, Chema Calvo sostuvo que los avisos no siempre llegan a tiempo y en ocasiones "te engañan" porque pitan pero en realidad no hay nadie y alertan de que además de los accidentes llevan varios sustos. Apuntó que sería conveniente que los delegados de prevención chequeen los vehículos "antes de que los carrocen y los traigan". 

Los buses urbanos se han visto implicados en 600 accidentes en los últimos cuatro años, un periodo de tiempo en el que se ha producido la incorporación progresiva de los vehículos eléctricos.