El envío de residuos peligrosos desde Francia a Aragón se dispara y alcanzó las 49.109 toneladas en 2022

Francia ha duplicado en solo cuatro años la cantidad de baterías y restos de plomo que envía. La Operación Blanzar del Seprona detectó    190 portes transfronterizos ilegales dirigidos a Zaragoza.

Los talleres legales gestionan sus residuos peligrosos
Los talleres legales gestionan sus residuos peligrosos
G. CALAHORRA

Los Pirineos pueden resultar una frontera natural difícil de franquear cuando se habla de comunicar Aragón con Francia por ferrocarril a través la línea internacional de Canfranc, pero no parecen ser ningún obstáculo para transportar residuos desde el país vecino a las plantas de gestión y tratamiento de la Comunidad. La normativa europea es especialmente escrupulosa en cuanto al movimiento de este tipo de mercancías, ya que el convenio de Basilea (1992), promovido por Naciones Unidas, instó a los estados a hacerse cargo de sus propios desechos. Sin embargo, el envío autorizado de residuos peligrosos desde Francia a Aragón no deja de crecer y en solo cuatro años se ha duplicado el número de toneladas: de las 24.290 de 2018 a las 49.109 del pasado ejercicio.

Por tratarse de dos estados de la Unión Europea, la competencia para autorizar y controlar la importación de estos residuos recae en el Gobierno de Aragón, en concreto, en el Departamento de Medio Ambiente. Y según los datos facilitados a HERALDO, la mayoría de estos desechos peligrosos serían baterías de plomo destinadas a la valorización de metales. La empresa de destino es Derichebourg España, que cuenta con una planta de tratamiento en Albalate del Arzobispo, instalaciones que en 2018 recibían 24.290 toneladas y que el año pasado gestionaron 39.742.

El negocio de esta compañía parece funcionar, ya que en 2022 solicitó permiso para recibir otros residuos con sustancias peligrosas o restos de plomo procedentes de Francia. Según los registros de la DGA, fueron 8.367 toneladas y el proceso de valorización se llevó acabó también en Teruel.

Pero el grueso de los residuos reciclables que llegan desde el otro lado de la frontera pirenaica no son los peligrosos. De hecho, lo que más envía Francia a la comunidad autónoma es serrín, virutas y recortes de madera, así como desechos separados mecánicamente de pasta elaborada a partir de restos de papel y cartón. Se catalogan como residuos no peligrosos y también han experimentando un significativo repunte en los últimos años.

De este material, desde territorio francés llegaron 115.125 toneladas en 2022, un 81% más que hace cuatro años, cuando se gestionaron 65.543. Los principales destinatarios fueron la planta de reciclaje de Saica en El Burgo de Ebro y la de Financiera Maderera, en Cella.

Tráfico ilegal por Navarra

Lo que verdaderamente preocupa no son los transportes regulados, sino el tráfico ilegal de desechos desde Francia a Aragón. Sobre todo, después de que la Operación Blanzar de la Guardia Civil detectara hace unos meses una ruta clandestina a través de una empresa gestora de residuos ubicada en un polígono industrial de la Cuenca de Pamplona. Las pesquisas del Seprona sirvieron para averiguar que esta compañía navarra tenía un acuerdo con otra empresa francesa productora de residuos. Y lo que hacía la primera era falsificar la documentación de la mercancía llegada del otro lado de la frontera para que supuestos residuos de reciclaje –con menos trabas para su transporte internacional– pasaran a convertirse en residuos de eliminación o basuras.

La Benemérita detectó más de 190 viajes de este tipo entre Francia y Zaragoza, 80 de ellos con escala en Pamplona, con camiones cargados con hasta 25 toneladas. En total, se calcula que se movieron más de 6.000 toneladas de desechos de forma ilícita.

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