sucesos
La renuncia de su madre le permite librarse de una condena mayor por apuñalarla
Se enfrentaba a 9 años de cárcel por asesinato y será condenado a 3 por lesiones.
Tres años de cárcel es la condena que cumplirá Antonio Vivién Gómez por atacar a su madre con una navaja en el glúteo, muy cerca de la arteria femoral. Este jueves debía responder por un delito de tentativa de asesinato por el que se enfrentaba a una pena de nueve años de cárcel, pero un acuerdo entre las partes facilitado por su madre –que renunció a cualquier indemnización que pudiera corresponderle- permitirá que su futuro carcelario sea mucho más halagüeño.
La fiscal, la acusación particular, ejercida por el abogado Roberto Soria, y la defensa, a cargo de la letrada Carmen Sánchez, acordaron modificar la calificación de asesinato a lesiones causadas con instrumento peligroso, con la atenuante de drogadicción y la agravante de parentesco. Además, valoraron que el acusado no tenía intención de acabar con la vida de su progenitora y tenía mermadas ligeramente sus facultades cuando la atacó. Por todo ello, será condenado a tres años de cárcel y a cuatro de alejamiento de la víctima, aunque sí podrá comunicarse con ella.
La agresión se cometió hace un año en el domicilio de la calle de Biescas en el que residía el condenado con su madre y su abuela, la cual nunca ha querido declarar en la causa. Antonio Vivién, de 36 años, llevaba diez meses en ese domicilio y la convivencia era difícil, dado su carácter agresivo y los insultos y amenazas constantes contra su madre y abuela cuando le insistían en que tenía que dejar de hacer el vago y ponerse a trabajar. En esos momentos consumía cocaína y heroína, y tenía tres antecedentes por robo, violencia doméstica y resistencia a la autoridad.
Precisamente fue una conversación sobre su tendencia a estar en el sofá y ser mantenido lo que desencadenó el episodio violento que casi se cobra la vida de su progenitora. No le sentó bien que la mujer le contara que el coche estaba roto. Y peor encajó que le dijera que se levantara del sillón y buscara alguna ocupación. "Hija de puta, me estás amargando la vida", fue su primera frase antes de coger el mando de la tele y otros objetos y estamparlos contra la pared.
La madre y la abuela, asustadas, se resguardaron en un dormitorio pero el procesado entró tras ellas y, armado con una navaja, se la intentó clavar en el cuello a su progenitora y tirarla al suelo. Para defender a su hija, la abuela se interpuso y evitó que la alcanzara en esa zona vital del cuerpo, aunque sí logró clavársela en la región glútea izquierda.
Enfermero-policía salvador
La mujer empezó a sangrar abundantemente de inmediato y, como pudo, salió del domicilio, alcanzó la calle y se dirigió herida caminando hacia Fray Julián Garcés. Casi en la esquina, se encontró con la persona que le salvaría la vida, un vecino. Rodolfo Serrablo, enfermero de la Policía Nacional, le colocó un torniquete que llevaba en un bolso de primeros auxilios. Su intervención frenó la hemorragia y dio tiempo a que llegara al lugar una ambulancia que trasladó a la herida al hospital.
La mujer fue intervenida de urgencia de una herida incisa de cinco centímetros. Según el informe de los Médicos Forenses, existió riesgo para la vida de la víctima, puesto que de no haberle prestado la asistencia inmediata que recibió en el lugar de los hechos, hubiera fallecido con elevada probabilidad como consecuencia de un shock hipovolémico.
Este jueves acudieron a la vista oral tanto la abuela como la madre, que se encontraba visiblemente nerviosa y acompañada en todo momento por una trabajadora social. La mujer se sintió muy aliviada por no tener que declarar contra su hijo. La abogada del acusado anunció que pedirá que sea tratado de su adicción a las drogas y pueda salir antes en libertad condicional.
