Zaragoza

Creatividad, solidaridad y artesanía se dan la mano en Las Armas con motivo de la celebración de CreActiva

Cientos de personas se acercaron para disfrutar de la feria organizada por Zaragoza Activa; los más pequeños han sido los claros protagonistas.

Buen ambiente en la feria organizada por Zaragoza Activa en la zaragozana plaza de Las Armas
Buen ambiente en la feria organizada por Zaragoza Activa en la zaragozana plaza de Las Armas
Camino Ivars

Había ganas de recuperar el espacio que ofrece la plaza de Las Armas, y así lo ha demostrado la respuesta de la ciudadanía a la convocatoria de una nueva edición de CreActiva, una feria organizada por Zaragoza Activa que surge con el objetivo de poner en valor la creatividad, la cultura y el talento local en un marco incomparable en el que los niños han sido los claros protagonistas. Durante más de cuatro horas, cientos de personas han disfrutado de música en directo, swing, intervenciones artísticas y talleres, y han podido conocer de primera mano lo que muchos creadores locales hacen, cada día, en sus talleres.

“Han sido más de una veintena de puestos y una selección de intervenciones creativas y talleres, así como los locales creativas de Las Armas, nuestra segunda sede. Nuestro objetivo era visibilizar proyectos locales que, en muchos casos, han nacido con nosotros y dinamizar la zona”, afirma María José Castiella, técnica de Zaragoza Activa en Las Armas, una de sus dos sedes. Una cita, recuerda, que no se celebraba desde febrero de 2020: “La última fue unas semanas antes de la declaración de la pandemia”.

Entre los presentes se encontraba Pilar Mesones, con su firma de reutilización textil UnaOcaLoca. “He traído mis bolsos realizados con sacos de café, bandanas hechas con antiguas blusas o vestidos y pajaritas con corbatas reutilizadas”, explica. Y es que su objetivo no es otro que alargar la vida de tejidos que, en un momento dado, estuvieron condenados a dejar de ser. “Es mi forma de contribuir a dejar el mundo un poco mejor. Y las posibilidades son infinitas”, advierte.

En su caso, también impartía un taller de bordado para niños, en el que grandes y pequeños pudieron poner a prueba su destreza con el hilo y la aguja. A su lado se encontraba el artista zaragozano Cayo con una intervención sobre uno de los murales de los locales creativos de Las Armas, a ritmo de las clases abiertas organizadas por los chicos de Swing and Co.

Justo enfrente, Gonzalo Ínigo, de Horst Vintage, reconocía sentirse “muy sorprendido con la buena acogida de la cita, a pesar de este calor”, bromeaba. En cuanto al objetivo de su firma, centrada en la venta de prendas de segunda mano, es “evitar la producción de ropa masiva”. “Empezamos como una tienda de diseño y a raíz de la pandemia incluimos la línea de ropa vintage”, añade.

Una feria que reúne a más de 30 proyectos vinculados al ámbito cultural, artístico y de nuestra ciudad.

A su lado se encuentra el puesto de Wearmint Shop, regentado por Andrés Campos e Isabel López que muestran con orgullo sus pendientes realizados en impresión 3D. “Nacimos hace tres años, fruto de la pandemia, y hoy se ha convertido en mi forma de vida”, advierte el emprendedor, orgulloso. Y no es para menos pues lograr dedicarse a la artesanía hoy en día no es tarea fácil: “Es la primera vez que participo en un mercado de Las Armas y estamos muy contentos. La respuesta de la gente está siendo una maravilla”.

Por su parte, Ana Belén Guerrero y Paco Soler, del taller zaragozano DeDos, lucían sus pendientes, colgantes y agujas creados de manera artesanal en bronce con patina verde, plata, cobre o latón, tan solo algunos de los materiales con los que llevan años trabajando. “Dedicarse a esto es un gran esfuerzo, y supone muchas horas, pero tiene su recompensa, por eso seguimos en esto”, asegura la artesana.

Ropa, complementos, joyería… pero también ilustraciones y esculturas, como las creadas por Carlos Lafuente y Julsen Moos, de la galería y taller zaragozanos Espacio Moos. “Nos conocimos estudiando escultura en la escuela de artes y hemos seguido peleando hasta lograr montarnos algo por nuestra cuenta. Es muy difícil vivir de esto, pero citas como ésta nos aportan mucha visibilidad y nos permiten llegar a un público mucho más diverso”, afirman.

Los más pequeños, en el centro

Sin duda, uno de los espacios más concurridos era el creado por los chicos de la Ludoteca y Academia Da Vinci. En una de las zonas de la plaza, más de una treintena de juegos hechos a mano con materiales reciclados hacían las delicias de grandes y pequeños. Por ejemplo, de Teresa Latorre y de sus mellizas, Carmen y Mariona, que disfrutaban de un trepidante partido de fútbol con chapas. “¡Gol!”, gritaban las pequeñas, mientras su madre, que hacía las veces de árbitro, sostenía sobre sus piernas el tablero de juego: “Es maravilloso verlas jugar como hacíamos antes, me gustan mucho los juegos de imaginación creativa y teníamos ganas de pasar un día diferente”.

También Quique Zamora y Víctor Segura, que se acercaban hasta la feria con sus hijos, quienes disfrutaban de una mañana alejados de las pantallas. “Llevan un rato jugando al ‘Quién es quién’ con tapones de botellas. Una manera de juntarse con otros críos y pasar un rato diferente”, destacaban.

Y un espacio también para quienes, aunque sin niños, optan por salir en busca de un producto original, único o hecho a mano. “Soy vecina del barrio y usuaria habitual de este tipo de mercados. Apoyo el comercio local, sostenible y justo con las condiciones laborales, además, es una oportunidad de hablar con los comerciantes en primera persona”, opina. Por su parte, Alfredo Martínez y Patricia Salcedo se quedaban con el buen ambiente que se respiraba en la zona: “Yo no había estado nunca y la verdad es que la alegría que transmiten este tipo de citas al barrio es maravillosa. Ojalá se hagan muchas más cosas”.

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