Fernando Garín, padre por gestación subrogada: “Me preocupa que mis hijos puedan pensar que son niños comprados”

Él y su marido recurrieron a la gestación subrogada en Estados Unidos para traer al mundo a sus dos hijos.

Nacho y Fernando, padres de dos niños concebidos mediante gestación subrogada.
Nacho y Fernando, padres de dos niños concebidos mediante gestación subrogada.
Fernando Garín

La polémica maternidad de Ana Obregón ha abierto el debate sobre la gestación subrogada. En el hemiciclo los posicionamientos se mueven desde la propuesta de regulación en caso de que no exista una transacción económica del Partido Popular hasta las declaraciones de la ministra de Igualdad, Irene Montero, que califica esta práctica de “forma de violencia a hacia la mujer”.

El Parlamento Europeo aprobó una moción en 2015 que condenaba los vientres de alquiler como una práctica que “socava la dignidad de la mujer y que usa su cuerpo como una materia prima”. Sin embargo, la práctica es legal en varios países y generó unos 14.000 millones de euros en el mundo en 2022, una cifra que se estima podría alcanzar los 130.000 millones en 2032. Tal es la mercantilización del proceso que algunas agencias llegan incluso a ofrecer descuentos por Black Friday, así como distintas tarifas que varían atendiendo a los posibles intentos de los padres para seleccionar el sexo del bebé.

Así, el debate se mueve entre los detractores preocupados por la explotación física de la gestante y las posibles consecuencias psicológicas de este proceso para ella y los que ven en la gestación subrogada un acto de altruismo realizado desde la libertad de elección de la mujer, un acuerdo provechoso para ambas partes.

Este debate moral tiene caras visibles: las familias que han vivido lo que ahora está en boca de todos. Una de ellas es la formada por el zaragozano Fernando Garín y su marido Nacho, natural de Santander y afincado en la capital aragonesa. Son los padres de Mario, de dos años, y de Manuela, que cumplirá un año en junio. Ambos fueron gestados en Estados Unidos por la misma mujer.

Según explica Nacho, “nos planteamos la adopción, pero durante el proceso conocimos a muchas personas que habían estado años intentándolo sin éxito” y a partir de ahí se enteraron de la posibilidad de recurrir a la gestación subrogada.

El precio de estos procesos varía dependiendo del país. En Estados Unidos oscila entre los 100.000 y los 180.000 euros “si no hay sorpresas” como pueden ser los gastos de incubadora (en EE.UU. la sanidad no es pública), tal y como indica en su página web la agencia Gestlife. Sin embargo, el coste baja radicalmente en países como Ucrania, donde estas empresas han seguido trabajando “incluso en tiempos de guerra”, presume la clínica británica BioTexCom que comercializa los servicios en este país. No es la única: Gestlife también opera en Ucrania porque “los padres que ante cada suceso han dicho vamos a esperar a que se solucione… Hoy siguen sin ser padres”, indica en su página.

Después de probar “sin éxito” en Canadá, Fernando y Nacho se decantaron por Estados Unidos por las garantías legales que ofrecía “tanto para nosotros, como para la gestante, como para inscribir luego al bebé”. Justifican que en este país “llevan practicando la gestación subrogada cuarenta años y ahí es muy común. Muchos problemas que han surgido en estos procesos ya están superados y legislados”.

La polémica situación personal de Ana Obregón, que ha sido madre soltera a los 68 años mientras atravesaba una conocida fase de duelo, ha despertado preguntas sobre los requisitos para ser padre mediante este método. “Te hacen una evaluación psicológica. Entiendo que habrá requisitos, pero no es algo que te planteas, tampoco teníamos ochenta años”, explican. “Por lo que conocemos es obligatorio tener hijos”, añaden sobre los requisitos para ser madre gestante. “Creemos que no tienen que depender del sistema de subsidios. A lo mejor hay estados en los que es diferente”.

La madre gestante de sus hijos fue Joyce, con quien siguen “en contacto” porque “ha sido una mujer importante en la formación de nuestra familia y le tenemos un cariño especial”. Además, “Mario y Joyce tuvieron la oportunidad de reencontrarse otra vez, que no es fácil viviendo tan lejos”. Y aclaran que de ella “no han percibido” las consecuencias psicológicas de las que hablan los detractores: “Tiene tres hijos, sabe lo que está haciendo. Aquella es una cultura diferente y se ve como una alternativa más”.

Para Fernando, su gran preocupación son sus hijos: “Tengo miedo porque nuestros hijos se hacen mayores, comparten aula con otros niños y oyen ciertos comentarios. Me preocupa que puedan llegar a pensar que son niños robados o comprados”. Y concluye: “pienso que se deberían tomar medidas para proteger a esta infancia”

Ante el dualismo sobre la paternidad planteada estos días como derecho o privilegio tienen claro que “no es ni una cosa ni la otra” y aseguran que todos los modelos de familia tienen que tener “los mismos derechos”.

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