ARAGÓN

El paso del príncipe Felipe por Zaragoza: "Es tan alto que enseguida lo veías en los bares"

Personas que trataron al hoy rey Felipe VI cuando estudiaba en la Academia General Militar lo retratan como una persona sencilla, discreta y muy educada.

La princesa Leonor comenzará su formación militar a partir de septiembre en la Academia General Militar de Zaragoza. Felipe VI y Juan Carlos I, padre y abuelo de la Princesa de Asturias, también iniciaron su formación militar en la capital aragonesa.
El entonces príncipe Felipe, durante su paso por la Academia General Militar.
Archivo Heraldo

Jaime Soria, dueño de la cafetería-bar Gora (al inicio de la calle de Francisco de Vitoria de Zaragoza), recuerda que en un par de ocasiones atendió en la barra al príncipe Felipe cuando estudiaba en la Academia General Militar (entre septiembre de 1985 y julio de 1986).

Por aquellos años, él era un chaval que ayudaba los fines de semana en el negocio familiar y esa, la zona "pija" de la época y lugar habitual de 'marcha' de los cadetes de la AGM. El hoy Felipe VI acudió a su establecimiento, de paisano, con amigos varios sábados por la tarde. "Dos guardaespaldas se quedaban dentro y otros dos, fuera. Se comportaba como una persona normal; es muy majo. Se tomaba algo y pagaba de su bolsillo", comenta Soria, que ante la próxima llegada a Aragón de la princesa Leonor -en agosto, siguiendo la misma formación militar que su padre- añade: "Estaríamos encantados que se tomara unas tapas aquí. Si viniese la invitaría; con lo guapa que es".

También su amigo Ricardo -que frisaba los 17 años- coincidió varias veces con el entontes heredero de la Corona, del que guarda un buen recuerdo. "La gente se le acercaba a saludarlo y él les correspondía", dice. Sentados este jueves en la terraza del Gora, ambos empiezan a trazar la 'ruta' que, según ellos, hacía el Príncipe en sus salidas por la ciudad como un joven más: el bar de copas Tal y Cual, el pub Oh' de Beber, el Mami blue... Todos ellos en el entorno de la plaza de San Sebastián y ya desaparecidos. A estos hay que añadir otros de la calle de León XIII y la Nicanora (también extinto y al que ya iba su padre, hoy rey emérito Juan Carlos I, a tomarse papas bravas y bocadillos de calamares).

Blanca era a mediados de los 80 una chavala de 20 años que también salía los fines de semana por esa zona del centro a divertirse con su grupo de amigas. No llegó nunca a hablar con el príncipe Felipe, pero sí se lo encontró más de una vez en bares de copas de Francisco de Vitoria. "Recuerdo que uno se llamaba Over; había muchos pub. El Príncipe era uno más y es un tío supernormal. Para mí, lo que le ha caracterizado siempre ha sido la normalidad", apunta.

Eso sí, con sus casi dos metros de altura, se dejaba ver aunque quisiera pasar desapercibido. "Es tan alto que enseguida lo veías en los bares, que entonces eran tan diminutos. Te fijabas más que nada en él. Ahora ves gente joven tan alta, pero en nuestra época no era lo normal", señala Blanca, quien agradece haber vivido esa etapa de juventud -"de normalidad y tranquilidad", como la define- frente a un mundo de redes sociales, donde todo se graba. "Ahora sería horrible; hemos perdido todo tipo de intimidad", se lamenta.

Jaime Soria, dueño de la cafetería-bar Gora, al inicio de la calle de Francisco de Vitoria de Zaragoza.
Jaime Soria, dueño de la cafetería-bar Gora, al inicio de la calle de Francisco de Vitoria de Zaragoza.
H. A.

Alejandro Gotor trabaja en la Taberna Tío Jorge (Francisco de Vitoria, 12) desde los 14 años y cuando el hoy Rey estudiaba en la AGM él era camarero (en la actualidad, es el encargado) y le atendió alguna vez. "Era habitual entre comillas verle con su cuadrilla de amigos por esta zona en esos años; era donde estaba cómodo y a gusto. Era un cliente de nuestra calle y negocios; hacía sus picoteos y tomaba sus copas. Aquí estaba la hostelería de élite, los buenos pubs, las discotecas, los restaurantes innovadores que llegamos... En el nuestro, la novedad eran las cubas y la gente venía a tomar vinos", rememora.

Gotor también lo describe como una persona sencilla, de trato muy agradable, discreto y muy educado. "Todo lo pedía por favor. En aquella España, pedir por favor las cosas no era lo normal. En la educación ahí sí que se desmarcaba. Y si debía esperar a tener mesa, esperaba como otra persona cualquiera. Era normal, como tienen que ser las personas. Y si viniera la princesa Leonor, la recibiría como a un cliente más", destaca.

Y ¿qué le gustaba tomar al Príncipe en Tío Jorge? "Lo que nos gusta a todos: sus buenas tapitas. Ya entonces se puso una brasita. Estaban las verduras, los caracoles a la brasa, las costillas -que sigue siendo nuestro plato rey-, nuestras buenas carnes... Con el tiempo se ha hecho una cocina más evolucionada, de pescados a la brasa", explica.

Alejandro Gotor, encargado de la Taberna Tío Jorge, en la calle de Francisco de Vitoria, número 12.
Alejandro Gotor, encargado de la Taberna Tío Jorge, en la calle de Francisco de Vitoria, número 12.
H. A.

Han pasado ya 37 años y José Antonio Igarza, maître del restaurante El Fuelle (en la calle Mayor), aún recuerda lo que el actual Monarca tomó el 27 de abril de 1986. "Embutido, patatas asadas, pimientos, ensalada y luego chuleticas a la brasa. Pidieron lo normal; fue una cena como otra cualquiera", cuenta. Se sentó al fondo del local, en un reservado sin cerrar, que desde entonces fue bautizado como 'el rincón del príncipe Felipe'. Hoy la decoración sigue siendo la misma, lo único que falta es la cadiera (el tradicional banco de madera). "Solo se ha cambiado la mesa. Fue durante la pandemia. Era muy vieja; restaurarla era una locura", dice.

También se conservan los cubiertos y la copa que utilizó, el porrón y el vino que tomó. "Llegó con un grupo de 11 chicas. Era el cumpleaños de una de ellas y lo invitaron. Sería alguna familia de Zaragoza conocida. Tres días antes, se presentaron unas personas para decirnos que iba a venir. Cuando entró, el local estaba lleno, la gente se levantó y le aplaudió. Era muy joven y muy sencillo, como tú y yo. Una persona muy educada y sabiendo estar; era una mesa complicada para servir porque era cuadrada y al camarero le acercaba el plato y todo", relata Igarza, que entonces estaba de camarero.

Cubiertos que utilizó el príncipe Felipe en la visita al restaurante El Fuelle el 27 de abril de 1986.
Cubiertos que utilizó el príncipe Felipe en la visita al restaurante El Fuelle el 27 de abril de 1986.
Toni Galan

En una vitrina guardan como oro en paño el libro de firmas. Lo inauguraron con su visita. "Muchas gracias. Afectuosamente. Felipe", se puede leer en la primera página. "Lo tenemos como algo emblemático que estuviera aquí. Este es un sitio muy conocido y popular y aún hay gente que vine y te dice: 'yo comí en la mesa del príncipe Felipe'. Y también lo sabe mucha gente gracias a internet", añade Igarza.

Sabida es la anécdota de que la primera vez que don Felipe se visitó de rey en público fue en Zaragoza: concretamente, de rey mago Gaspar en las Navidades de 1985, cuando entonces tenía 17 años. El traje, con su peluca, barba y corona lo alquilaron en disfraces Bacanal (en la calle de la Manifestación). Le atendió el marido de María Pilar Bolea, quien le contó la visita "con pelos y detalles". "Fue un sábado por la tarde, sobre las 17.30. Entró bastante gente a la tienda y el que debía ser el tutor le dijo a mi esposo que necesitaban alquilar un traje de rey mago. Él estaba a sus cosas y no se fijó que se trataba del Príncipe. Simplemente, pensó: 'para este joven tan alto, no tengo traje'", relata.

No obstante, enseguida fue consciente de que quién se trataba cuando en la puerta se empezaron a congregar vecinos del barrio y otras personas que se había enterado de su presencia. "Se le tomó la medida y se le alargó el traje para que no le quedara corto. Lo alquilaron como una persona normal y nos lo devolvieron. Lo que no hicimos es cobrar una fianza, tal y como solemos hacer", señala.

Hay que informar de que el Príncipe se vistió de rey mago con motivo de una visita a la guardería Villacampa, que apadrinaba la Academia. "Fue una persona muy correcta, para nada prepotente", subraya Bolea, contenta por la próxima llegada de Leonor de Borbón a Zaragoza. "Atraen gente y eso es bueno. Y estaríamos encantados de que nos viniera a visitar. ¡Claro que sí!".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión