La Torre del Agua cierra un año de récord con 3.075 visitantes a las puertas de su 15 aniversario

Hasta 205 grupos de zaragozanos y turistas se han reencontrado con el icono de la Expo y el Splash. La Asociación Legado Expo denuncia pintadas en el exterior del recién renovado Pabellón Puente.

Un grupo de personas contempla el Splash en una de las últimas visitas guiadas de 2022
Un grupo de personas contempla el Splash en una de las últimas visitas guiadas de 2022
Legado Expo

La Torre del Agua ha cerrado 2022 con un récord de 3.075 visitantes. Hasta 205 grupos, según las estadísticas de la Asociación Legado Expo, encargada de gestionar los recorridos, se han reencontrado con el Splash, la gigantesca gota que cuelga de este icono de la Expo 2008.El número de solicitudes hizo que las visitas, previstas inicialmente hasta octubre, se ampliasen a diciembre, y ya se piensa en retomarlas este 2023, cuando se cumplirán 15 años de la muestra internacional.

La previsión es que vuelvan de cara a junio –coincidiendo con el mes de inauguración de la Expo– y podrían hacerlo con más contenido, ya que el colectivo estaría en conversaciones con Expo Zaragoza Empresarial para poder desarrollar una programación especial con la que celebrar la efeméride.

Hasta 2.963 de las 3.075 personas que visitaron la torre entre junio y diciembre de 2022 eran de Zaragoza, perteneciendo las restantes a Madrid (22), Valencia (22), Barcelona (18) o Teruel (17), entre otras localidades. Septiembre y octubre fueron los meses de más afluencia, con 600 visitantes. "Ha sido un éxito. Llegamos a tener hasta 300 correos pendientes. Tratamos de dar entrada a todo el mundo ampliando los grupos en sábados y domingos, y si hubiésemos tenido más capacidad habrían sido más", explicó ayer el vicepresidente de la Asociación Legado Expo, Miguel Ipas.

Tanto es así que ha habido fines de semana con 10 visitas guiadas, un flujo que se ha traducido también en un incremento de socios para la agrupación, que ha superado los 900 inscritos.

Las visitas, sujetas a la disponibilidad de los voluntarios del colectivo, venían tramitándose a través de su correo electrónico, un sistema que, previsiblemente, se mantendrá este año. No se descarta, en todo caso, hablar con Turismo para que los recorridos se puedan promocionar y se deje un cupo para visitantes de fuera.

La Torre parece atraer por igual a mayores y pequeños, ya que, según los registros de la asociación, 891 visitantes tenían menos de 25 años y 432 superaban los 65. "Hay gente que no pudo verla en su día o que quiere volver a hacerlo después de tantos años, así como personas que quieren enseñársela a familiares y amigos de fuera", indicó su vicepresidente.

El colectivo ha recopilado incluso las principales sugerencias de zaragozanos y turistas, siendo las más repetidas las relacionadas con la apertura del edificio. "Muchos no entienden que esté cerrado y piden que haya visitas también entre semana. Dicen que si la Torre estuviese en Madrid o en Barcelona no estaría así", agregó.

Algo parecido ocurre con el itinerario de las visitas guiadas, de alrededor de una hora de duración. El recorrido –en el que también se aborda el estado del legado en su conjunto, incluida la ocupación del recinto Expo y la conservación de las intervenciones artísticas– está limitado a la planta 7, en la que descansa el Splash, sin que esté previsto ir más allá. Se trata de un inconveniente que no ha pasado desapercibido para los visitantes, que se preguntan cómo se verá Zaragoza desde los pisos superiores.

El deterioro se acentúa

El éxito de las visitas a la Torre es la cara A de un legado que, según la asociación, ha acentuado su deterioro en los últimos meses. "El frente fluvial da vergüenza. Las lonas están desprendidas y del mosaico ya apenas queda nada. Para colmo, la señalización se quitó en mayo y no la han repuesto. Nos dicen que es por falta de presupuesto", lamentó Ipas.

El último ejemplo son las pintadas en el exterior del Pabellón Puente. La DGA anunció hace solo dos semanas el fin de los trabajos de renovación, en los que se han invertido más de 150.000 euros, y solo una semana después han aparecido los primeros grafitis. "No tenemos palabras", decían desde la propia asociación en su página web, donde pueden verse las pintadas –de diversos tamaños y colores–, en varios puntos de la infraestructura, además de restos de botellón.

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