feria del pilar

Medio toro le basta a Morante

El toreo eterno del diestro andaluz sobresale en una pésima corrida de JuanPedro Domecq. Diego Urdiales suma otro trofeo y Alejandro Talavante se marcha de vacío y abroncado tras una actuación vacía

Morante de la Puebla se enrosca al toro de Juan Pedro durante la corrida de ayer, en la que se llenó La Misericordia por primera vez en la feria.
Morante de la Puebla se enrosca al toro de Juan Pedro durante la corrida de ayer, en la que se llenó La Misericordia por primera vez en la feria.
Rubén Losada

Medio toro le bastó a Morante. Medio toro para poner aquello del revés. La plaza, llena hasta la bandera, y la tarde. Una tarde que hasta entonces era la prolongación de la anterior y se detuvo para verle torear. Aunque fuera un poco. Lo que permitió ese animalito de Juan Pedro, tan blando y consumido como el resto.

Que el triunfalismo no tape el fiasco ganadero de este viernes. Los tres primeros toros pasaron en blanco; el cuarto también iba camino de hacerlo; y tuvo el azar de encontrarse con semejante torero…

El diestro de la Puebla del Río ve toro por todas partes ahora mismo. Va más allá de lo que haya enfrente. Y así creó este viernes una faena de arte e ingenio; de estética combinada con sapiencia lidiadora.

Los ayudados por alto equilibraron el inicio. La media altura terminó de hacer al toro entre suaves derechazos. Todo quedaba dispuesto para que esos naturales mecidos, con el mentón en el pecho, terminasen de formar el taco.

Hubo cuatro o cinco eternos. Como los redondos que precedieron a los adornos finales… El público puesto en pie. Oreja justa tras la estocada y triunfalismo desatado hacia el turno de Diego Urdiales, que no aprovechó la inercia ni la mejor condición del quinto.

Al matador riojano, que había lanceado bien a la verónica, le costó ver al novillete en la franela. Tardó demasiado en ponerse a torear y, cuando lo hizo, fue sin firmeza ni ligazón. Echando la ‘pata’ para atrás y alternando pasajes templados, empapados de su clasicismo, con tirones y enganchones.

Daba igual. La gente estaba animosa. Embestía más que la corrida. Y pocos se enteraron de que, entre tanta discontinuidad y zapatillazo, lo más alegre de Juan Pedro se le estaba marchando.

Desaparecido Talavante

La oreja cobrada tras pinchazo por el Arnedo fue excesiva. No así la bronca recibida seguidamente por un Alejandro Talavante que tiene dos problemas: el presente y el pasado; lo que vemos y lo que le seguimos recordando.

En esa discusión interna transcurrió su tarde, queriendo que volviera a ser el que se fue hace justamente cuatro años. Ese torero que medía todo; que ponía sentimiento e inspiración a una profesión que hoy parece haber olvidado.

La ‘espantá’ del extremeño frente al impresentable sexto fue lo de menos. Preocupó más la mediocridad vista ante el tercero, otro con estampa de eral –nunca debió pasar el reconocimiento de la mañana– que se tragó un sinfín de muletazos corrientes.

Alejandro Talavante no puso alma ni temple. Y el animal tuvo tan escasa entrega y poder como los dos anteriores, como los dos primeros de Morante de la Puebla y Diego Urdiales, como el conjunto de una corrida que enalteció lo que ha sido la temporada de la casa. Otra ‘juampedrada’...

Ficha

Plaza de toros de Zaragaoza. Noveno festejo de la Feria del Pilar de Zaragoza. Lleno de «no hay billetes» en los tendidos. Sonó el himno de España antes de que rompiera el paseíllo.

Morante de la Puebla: dos pinchazos, estocada caída y descabello (silencio); estocada tendida desprendida (oreja).

Diego Urdiales: estocada caída delantera (silencio); pinchazo y estocada desprendida (oreja tras aviso).

Alejandro Talavante: media chalequera y dos descabellos (silencio); media trasera y tres descabellos (pitos).

Entre las cuadrillas, destacó la brega de El Víctor con el quinto, mientras que Juan José Trujillo y El Fini destacaron con las banderillas.

Presidió Carolina Chaves: Correcta.

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