Aragón en fiestas

Multitudinario reencuentro con los cabezudos en el barrio de San José

Decenas de niños y adolescentes han corrido frente a ellos tras dos años de parón por la pandemia.

Cabezudos en San José.
Cabezudos en San José.
Francisco Jiménez

Decenas de niños y adolescentes se han reencontrado este domingo con los cabezudos en un multitudinario recorrido por las calles de San José. Para algunos ha sido incluso la primera vez, ya que, a consecuencia de la pandemia, la comparsa llevaba más de dos años sin poder salir. La expectación era máxima; tanto que más de un cuarto de hora antes, muchos esperaban impacientes a las puertas del centro deportivo municipal de La Granja.

Andrés, de 6 años, lucía orgulloso un cabezudo -versión infantil- de El Vasco que había ganado en la carrera de San José. “Somos de Valdespartera, pero venimos siempre a las fiestas del barrio. Tengo aquí a mi familia y me traían de pequeña”, explicaba su madre, Nerea Miguel, junto al pequeño, que llevaba incluso una vara en miniatura.

El Berrugón, la Paloma, el Payaso o el Guardia Civil han sido los primeros en salir, y así hasta una veintena de cabezudos. “Teníamos muchas ganas. Hay muchísima gente y por la tarde esperamos aún más”, ha explicado Iván Martín, encargado de llevar a El Indio.

En cuestión de segundos, muchos han emprendido las primeras carreras. Los ‘mayores’ no han tenido problemas en correr junto a los cabezudos y a sus réplicas el miniatura -los cadetes- pese al calor, mientras que los más pequeños no perdían detalle desde sus carros o en brazos de sus familiares.

Carlos y su padre, Víctor Falcón, ya habían estado en el pregón de ayer, e incluso la semana pasada iniciaron la ruta festiva con los cabezudos de Las Fuentes. El pequeño ya se había hecho más de una foto con ellos y no se separaba de una figura de El Morico, aunque esto ni mucho menos quería decir que fuese su favorito, ya que, como recordaba su padre, “tiene una buena colección en casa”.

Los entregados cabezudos han corrido incluso cuesta arriba por José Galiay. Los hay que incluso han tirado de ‘estrategia’ y han esperado agazapados en las esquinas para dar más de un susto. “Tenemos mucho calor, pero es muy divertido. Con los niños nos hacemos fotos y les damos la mano, pero a los mayores les damos todo lo que podemos”, bromeaba uno de los portadores. De ello ha dado cuenta Guillermo Panedas, de 16 años, que se ha llevado unos buenos varazos en las piernas. “Cuando te dan escuece, pero se pasa al segundo”, decía.

El recorrido ha contado con su propio ‘festival movil’ -un remolque en el que no han parado de sonar éxitos de todos los veranos- y ha reunido a generaciones enteras. Víctor Casanova ha acudido junto a su hija y a sus nietos, de diez meses y tres años. “Hay muy buen ambiente. Lo único que no me gusta es que no hayan traído una charanga clásica”, decía al pasar por la calle de Escultor Ramírez, donde muchos han seguido el espectáculo desde sus balcones.

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