La apertura de la Colegiata de Santa María de Calatayud estará lista para abril

La segunda fase de la rehabilitación, además de actuar contra los problemas de humedades, ha acabado por recuperar la atmósfera lumínica del templo, en el que se pretenden continuar las inversiones en el coro, la capilla de los Sesé y el retablo mayor.

Rehabilitación de la Colegiata de Santa María de Calatayud.

La Colegiata de Santa María la Mayor de Calatayud, que cerró sus puertas un 8 de agosto, está más cerca de que el culto y las visitas regresen a su interior. Tras la retirada durante los últimos días del recubrimiento que protegía su monumental entrada, la empresa Edhinor y la dirección facultativa, que desempeña el arquitecto Fernando Alegre, contemplan un plazo de dos meses para su reapertura. De ese plazo, 30 días serán necesarios para ejecutar los últimos trabajos y el resto, otras cuatro semanas, para llevar a cabo la limpieza inicial, colocación de mobiliario y figuras retiradas por seguridad y la segunda limpieza.

Esta segunda fase de rehabilitación, que empezó en julio de 2020 y en la que el Ministerio de Transportes y el Ayuntamiento han invertido más de 2,3 millones de euros, está precedida por la restauración de la cúpula y las cubiertas del templo, en 2018 con 258.170 euros, y la actuación en la sacristía y el ábside, con 431.696 euros. A eso se suman trabajos desde el mismo cierre con los que Alegre explica se actuó ante el peligro de "colapso" de la cúpula. Para ello se realizaron cosidos, realces y refuerzos de los cimientos: "Había criptas más profundas que las propias columnas, por lo que podemos decir que estaban en el aire".

Con la presente intervención, se ha facilitado la entrada de luz solar en una empresa que parecía imposible. Para ello se han ampliado ventanales que contarán con vidrieras emplomadas a las que llegará la luz mediante un "truco". "Se han perforado las cubiertas con lucernarios, porque la cúpula está más baja, y se han colocado reflectores para que llegue al interior y dé una atmósfera lumínica totalmente natural". Además se ha recuperado el color original de las techumbres y las paredes, incluidas las entradas a la sacristía y a las capillas, entre las que destaca la adecuación de la del Santo Cristo.

También destaca el tramo del órgano y algunas de las columnas que anteceden a las capillas. En el caso de los pavimentos, Alegre ha detallado que se ha utilizado colores claros con formas y materiales tradicionales cercanos, como piedra de La Puebla y piedra negra de Calatorao, a los que se ha añadido mármol de Macael. Por debajo se ha colocado una capa de gravas limpias con un drenaje por tuberías para limitar el avance de la humedad, cuyos efectos han hecho estragos durante años en la franja inferior del templo y especialmente en uno de los basamentos de una columna de la capilla de San Joaquín.

"Es una belleza y está quedando muy bien. La majestuosidad de su torre es reflejo de la majestuosidad del interior", resumía el arcipreste y abad mitrado de la colegiata, Jesús Vicente Bueno, que dejaba la puerta abierta para realizar la solicitud que eleve el templo al rango de concatedral. "Estamos orgullosos de este trabajo y creemos que la reapertura tendrá un impacto revitalizador para el turismo en la ciudad, para lo que trabajaremos con la Diócesis de Tarazona en realizar un programa de visitas", valoraba el alcalde, José Manuel Aranda. Asimismo, el regidor también valoraba, apoyándose en lo comunicado por Alegre, la necesidad de seguir recuperando otras partes del conjunto.

En este sentido, apuntaba a "lo prioritario es seguir con el coro y la capilla de los Sesé y también actuar en el retablo mayor". Para ello, explicaba que se ha solicitado la colaboración del Ministerio y se buscará el del Gobierno de Aragón. En el caso del coro, se quiere recuperar su suelo de cerámica vidriada, para lo que sería necesaria una inversión de 500.000 euros, a lo que se sumarían otros 200.000 en la capilla.

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