zaragoza

Los vecinos del Gancho saldrán a la calle tras un verano "en vela" por la okupación

Piden "implicación" de las instituciones ante los "sucesivos" altercados y el ruido.

La calle de Pignatelli, tranquila a la luz del día, este pasado viernes.
La calle de Pignatelli, tranquila a la luz del día, este pasado viernes.
TONI GALAN

Los vecinos del Gancho y del entorno de la calle Pignatelli de Zaragoza están cansados. De no dormir, en concreto, debido a los gritos, peleas y altercados que se suceden cada noche en las calles más problemáticas del barrio. "No sé ni las veces que hemos llamado estos meses a la Policía, tanto a la Nacional como a la Local. Está siendo un verano terrible, estamos pasando las noches en vela ya que, desgraciadamente, las buenas perspectivas que se atisbaban hasta hace poco se han ido difuminando", critican desde la Plataforma de Afectados del Gancho, que junto a otras organizaciones vecinales plantea "un otoño movido" en forma de manifestaciones. 

"Queremos reunirnos con las instituciones implicadas, pero no hay manera. Sentimos que ni el Ayuntamiento ni nadie nos hace caso, pero necesitamos acciones inmediatas para que se retome el control de la zona", añaden. 

Los afectados han mantenido una reunión este fin de semana en la que han acordado un "calendario de movilizaciones". Así, han acordado solicitar permiso para instalar unas mesas informáticas los sábados 25 de septiembre y 2, 9, 16, 23, 30 de octubre de 11.30 a 13.30 en la plaza de San Pablo. Asimismo, también pedirán autorización para realizar concentraciones y manifestaciones los domingos 3, 10, 17, 24, 31 de octubre y el día 8 de noviembre de 11.00 a 13.00. 

Los ‘gancheros’ tienen marcados en rojo varios edificios de las calles Pignatelli, Cerezo, Aguadores, Morera, Boggiero o Las Armas... cuyos números recitan de memoria. Y resumen los problemas en uno. "Son bloques completamente okupados, y no precisamente por familias necesitadas. Son centro de continuos conflictos, de peleas y hasta de agresiones a mujeres", recuerdan. La Policía Nacional detuvo recientemente a un okupa del número 43 de Pignatelli –uno de los más problemáticos– que, precisamente, había amenazado a una conviviente. También lamentan que "102 bloques sean considerados infravivienda y pese a ello estén habitados" y que, de hecho, "se haya producido tres colapsos desde mayo".

No es, ni mucho menos, la única intervención policial ni el único arresto que ha generado cierto revuelo en las últimas semanas. Este mismo lunes, los agentes pusieron las esposas a un veinteañero que se dedicaba a asaltar de forma violenta a ancianas, a las que les arrancaba las joyas y les sustraía dinero y otros objetos de valor. "Se suma a los palos, machetazos... y a los gritos a cualquier hora. No se puede descansar", critica Marisa Verde, de la asociación Zaragoza Antigua, quien pide «nuevas infrestructuras en el barrio, como un centro cívico que esté controlado por el Ayuntamiento» y, «sobre todo, acabar con la inseguridad por las noches». Verde pone el foco en las confluencias de las calles Cerezo, San Blas, Boggiero, Aguadores... donde las 24 horas del día tienes gente trapicheando y controlando a los vecinos.

Desde la Plataforma de Afectados piden "que se instalen de una vez por todas las videocámaras de vigilancia prometidas y ya aprobadas". Los vecinos reconocen tener "miedo a denunciar", ya que "si se enteran de quién ha ido a comisaría, le va a hacer la vida imposible". Y desvelan que "hay quien tiene que irse de casa en taxi en algunos momentos".

"Las mujeres tienen miedo de salir por la mañana a trabajar"

Las últimas horas de la noche y las primeras de la mañana siempre generan una mayor sensación de inseguridad, sea cual sea la zona. Pero el temor se multiplica cuando el enclave lleva fama, como ocurre en algunos tramos del Gancho. "Es algo de lo que las mujeres trabajadoras de este barrio pueden hablar largo y tendido", indica Marisa Verde, presidenta de la asociación Zaragoza Antigua, quien pone como ejemplo el caso concreto de una vecina que "siente verdadero miedo de salir de casa por la mañana, a eso de las 7.00, para ir a su trabajo de limpiadora en un colegio"

"A las mujeres que se ‘atreven’ a cruzarse con ciertas personas le esperan malas palabras, miradas y la posibilidad de una agresión. Es una vergüenza que algo así pueda pasar en un barrio en el pleno centro, en el alma de Zaragoza", abunda la portavoz vecinal, que pide "una actuación decidida" de las instituciones implicadas, pero sobre todo la limpieza de las calles y solares más sucios, el arreglo de los viales más degradados y "una legislación más decidida para acabar con la okupación".

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