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De Muel al vacío: un salto de 60 metros a 70 kilómetros por hora en una antigua cantera

La empresa madrileña High Jump inaugura oficialmente este domingo una plataforma de "rope jumping" que supone una caída libre desde una altura total de 60 metros.

Uno de los saltos, en Muel.
Uno de los saltos, en Muel.
Highjump

Una cantera ya sin actividad en la localidad zaragozana de Muel se ha convertido en un espacio adaptado para la práctica de deportes extremos y en concreto para la modalidad conocida como "rope jumping", que consiste en lanzarse al vacío con un arnés al que se coloca una cuerda conectada a un complejo sistema de anclajes.

En el caso concreto de este paraje, el punto se ha colocado en una pared de 60 metros de altura, en los que el salto aprovecha toda esa distancia y consigue que 30 de ellos sean en caída libre, alcanzando hasta los 70 kilómetros por hora. "En el 80% del recorrido no notas nada, ni tensión ni un cable que te guíe. Es impresionante", explica Marta Jiménez, propietaria de la empresa High Jump, que este domingo estrenó oficialmente la actividad.

La empresa madrileña High Jump inaugura oficialmente este domingo una plataforma de "rope jumping" que supone una caída libre desde una altura total de 60 metros

"Será durante los fines de semana y el horario dependerá de las horas de luz. Y somos uno de los pocos sitios en los que estaremos abiertos de forma habitual", detalla la responsable de esta compañía madrileña que desde 2012 se ha especializado en saltos, ya sea puenting o bungee jumping. En su estreno el pasado fin de semana, tuvieron 22 reservas y el precio se sitúa en los 70 euros por un salto y los 120 euros si se repite. "Nuestra idea es que este abierto todos los fines de semana", adelanta Jiménez, quien explica que las citas se espaciarán en el tiempo para que haya pequeños grupos que deberán portar mascarilla y tendrán gel a su disposición.

Detrás de la actividad, explica la impulsora de la iniciativa, se encuentra un completo equipo deportivo: desde parapentistas y profesionales del salto base a montañeros y escaladores. Entre todos ellos, llevan varios meses de trabajo, tanto de preparación del proyecto, su desarrollo y de aspectos logísticos. "Primero empezamos con un estudio previo para saber cómo se instalará el tendido de cuerdas, que es bastante grande. A partir de ahí empezamos con las pruebas: primero con pesos muertos, luego se va configurando y ya los siguientes son tripulados por nosotros", detalla Jiménez.

Uno de los saltos, en Muel.
Uno de los saltos, en Muel.
Highjump

En lo que va de año ya han realizado cuatro jornadas de pruebas y "un montón de saltos", apunta. "Es un sistema muy seguro y en el que además aprovechas mucho la caída, por lo que es una gran ventaja", señala.

Sobre el origen de la iniciativa, Jiménez explica que fue en el verano de 2020 cuando "estábamos buscando paredes por la zona, la vimos desde la autovía y preguntamos por el dueño". Así, la propiedad de este paraje corresponde a la compañía Aventura Monegrostt, que la adquirió hace unos años como espacio para desarrollar distintas actividades. "Nos pareció una propuesta muy interesante y que encaja con lo que nosotros estamos desarrollando allí, que es una regeneración del entorno", explica José Manuel Morón.

Esta explotación lleva más de 25 años parada, asegura Morón, y dejó un escenario complicado. "Ahora mismo no está permitido que la zona se quedé así. Ellos aprovecharán la pared de la que se extraía material. Nosotros lo que hemos hecho desde hace un tiempo allí son circuitos de conducción en todoterreno sacando partido de otros desniveles", detallan desde Aventura Monegrostt. 

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