El parque de atracciones de las familias y del hidroalcohol

Unas 2.000 personas se acercaron este Jueves Santo al centro de ocio zaragozano en su segundo fin de semana de apertura y comprobaron las medidas sanitarias y de desinfección.

reportaje

Tras un año en el que ha estado prácticamente parado, el Parque de Atracciones de Zaragoza ha abierto en 440 días 47, las ganas de subirse a la noria y los carruseles, sobre todo de los más pequeños, y el buen tiempo acompañaron este Jueves Santo a las alrededor de 2.000 personas que se acercaron al centro de ocio. El aforo se ha limitado a 2.500 personas (el 20% de lo que tiene permitido) y el gel hidroalcohólico está onmipresente a la entrada de cada una de las instalaciones, en la limpieza a conciencia de los asientos y las zonas de contacto tras cada pasajero y en la cartelería que asalta por doquier.

El público familiar fue el que más se animó. Raquel López y Ana Galindo acudieron en una excursión familiar desde Pinseque, Figueruelas y Cadrete. Un grupo de 13 personas en el que por primera vez estaban los abuelos. "Nos ha parecido muy seguro venir a una actividad que sobre todo se desarrolla al aire libre. A los niños les desinfectan las manos en cada sitio que suben y están muy atentos a que estén suficientemente separados los que son de diferentes familias", comentaron entre ambas.

El único pero, a su parecer, es el acceso a las horas punta "ya que hay una sola fila ante las taquillas que no sabes muy bien cómo funciona y te apelotonas". Las esperas se producen sobre las 11.00 y las 16.00, las horas punta de entrada, pero el resto del tiempo el acceso resulta fluido.

La Casa Magnética, el barco Mississippi y el Laberinto de los espejos permanecen cerrados. "Son instalaciones cerradas y no podemos garantizar que se mantienen las distancias y se cumplen las normas", explica el director de operaciones, Daniel Tejero. El tren de la bruja, uno de las paradas favoritas de los más pequeños, solo se abre un rato por las tardes a partir de las 17.30. "En la situación actual, para evitar los contactos, no puede estar la bruja con sus escobazos ni se dan globos y regalos a los niños. Ha perdido atractivo y público", señala Tejero.

Cada atracción tiene su propio protocolo y es importante ser familia o conviviente, porque de ello depende poder compartir o no las cestas de la noria, las góndolas, los vagones o las barcas. En el Torreón, una caída controlada desde 40 metros de altura, se deja un hueco entre cada visitante y así las 12 plazas se reducen a seis.

"Soy muy prudente y exagerado y no sé si las medidas son las justas o no. También pensaba que iba a encontrarme con menos gente de la que hay", reconoció Jesús Sánchez mientras esperaba que sus hijos de 9 y 6 años bajaran de una atracción. "Ellos sí que están disfrutando de lo lindo, es la primera actividad que hacemos de este tipo desde que comenzó la pandemia y lo necesitaban".

El aforo interior en el restaurante 25 aniversario se ha limitado a 400 personas (su capacidad es de 1.500) y en cuanto uno cruza la puerta por el circuito marcado puede fijarse en un contador que muestra la ocupación. Ayer, la venta de entradas por internet se suspendió cuando se habían alcanzado las 800 para que quedaran disponibles para los abonados y los que se acercaban a taquilla. No hay policías, pero la mascota, Nori, se encarga de dar un toque de atención si hay alguna aglomeración o falta la mascarilla.

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