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El asalto a un chalé de Zaragoza y el ataque sufrido por la dueña llevan al banquillo a su cuñado

La mujer fue rociada con un espray y se despertó con la ropa cambiada, lo que activó el protocolo de agresión sexual.

Las Urgencias del hospital Royo Villanova llevan días saturadas.
La mujer tuvo que ser asistida en urgencias del Hospital Royo Villanova.
José Miguel Marco

Un vecino del barrio zaragozano de Peñaflor se sentará el próximo lunes en el banquillo de los acusados como presunto autor de la agresión denunciada por su propia cuñada, a la que un hombre al que no logró identificar abordó en su vivienda, la roció con un espray y le colocó después una almohada en la cara hasta dejarla inconsciente. Cuando recuperó el sentido, unos cinco minutos más tarde, la mujer notó que le picaban los ojos y que tenía todo el rostro cubierto de una sustancia extraña. Y lo que más la alarmó, se despertó sobre su cama con unos pantalones distintos a los que llevaba puestos cuando llegó a casa.

Los hechos se produjeron entre las 13.40 y las 14.10 del 13 de marzo de 2018 y fueron denunciados inmediatamente ante la Guardia Civil. La mujer, de 50 años, temía haber sido víctima de una violación, por lo que fue trasladada al Hospital Royo Villanova, donde se activó el protocolo de agresiones sexuales. Durante la exploración, los médicos comprobaron que presentaba lesiones en el rostro y el cuello, fruto, pensaron, del forcejeo que parece que mantuvo con su agresor. Sin embargo, no hallaron signos externos o internos de violencia en sus genitales.

Cuando prestó declaración en el cuartelillo, la denunciante explicó a los agentes que, tras llegar a casa y cerrar la puerta con llave por dentro, se dirigió hacia su dormitorio. El agresor, que se había colado antes en la vivienda y la aguardaba escondido bajo una sábana azul, se abalanzó entonces sobre ella y la empujó con fuerza contra la cama.

La víctima dijo que no pudo identificar a su atacante, al que por su corpulencia describió como un hombre de unos 40 años y de unos 1,85 metros de estatura. Sin embargo, la mujer aprovechó su comparecencia para revelar que no era la primera vez que se encontraba a alguien extraño dentro de casa. De hecho, explicó que, cuatro meses atrás, se despertó de madrugada y se topó con un hombre en el baño. Según esta, al oírla gritar, el intruso saltó por una ventana y se dio a la fuga.

Dos semanas después de la agresión, la presencia de un desconocido merodeando alrededor del chalé de la denunciante llamó la atención de su marido, que no dudó en seguir al extraño y avisar a la Guardia Civil. La actitud huidiza de esta persona, que trató de escapar campo a través, alimentó aún más las sospechas de su perseguidor. Finalmente, una patrulla procedió a la detención del individuo, que resultó ser un inmigrante natural de Mali.

Giro sorpresivo de las pesquisas

De la investigación del caso se hizo cargo el Juzgado de Instrucción número 12, que tras una serie de pesquisas no halló pruebas contra el sospechoso y archivó la causa contra él. Se produjo entonces un giro inesperado en la investigación, ya que las manchas de sangre halladas en una gorra y en una sábana bajera de la cama de la denunciante coincidieron con el ADN de su cuñado, que acabó detenido y encartado como presunto agresor.Ahora, la Fiscalía lo acusa de un delito de allanamiento de morada y otro de agresión, ya que la violación nunca quedó demostrada.Pide para él cuatro años de cárcel. La defensa, a cargo de Marco AntonioNavarro, niega los hechos y pide su absolución.

M.

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