"Apenas llevábamos un mes abiertos cuando pasó todo esto, así que, aunque somos novatos, ya nos hemos tenido que reinventar", comentaba este domingo Alberto Núñez, un joven hostelero que comenzará a servir comida para recoger y llevar a casa desde su cafetería Elio & Coco de Zaragoza, especializada en desayunos al estilo europeo. Durante toda la jornada estuvo preparando el local, en la calle de San Lorenzo, para la ‘nueva normalidad’ que comienza hoy. «La gente podrá venir al establecimiento pero no entrará, hará el pedido desde fuera y el pago será solo con tarjeta», explicaba.

Su caso es una excepción entre los hosteleros aragoneses, ya que parece que la mayoría esperará a futuras fases de la desescalada para intentar que la vuelta a la actividad no tenga tantas restricciones por parte del Gobierno central. Unas limitaciones que, aseguran, hacen de momento «inviable» su negocio. «La norma general será mantener la persiana bajada», comentó Jesús Boillos, secretario general de Federación de Empresarios de Hostelería de Zaragoza (Horeca). A su juicio, el sector «esperará a tener mejores condiciones de apertura y medidas de acompañamiento más claras». En este sentido, volvió a criticar la «falta de previsión» del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que de nuevo apuró hasta el último día para publicar la nueva regulación.

En la misma línea se pronunció José María Marteles, presidente de la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza, que criticó la «inseguridad jurídica» que ocasionan estos retrasos. Además, reclamó a las autoridades un «protocolo integral y transversal de prevención» de aplicación a todas las fases de la desescalada, algo que a su juicio es «una herramienta fundamental para abordar la vuelta a la normalidad».