juicio en zaragoza

Su peculiar forma de andar le evita una pena de 5 años de cárcel por atraco

Absuelven al acusado de un robo tras comprobar que camina distinto al ladrón grabado por las cámaras de una joyería.

El atracador absuelto camina con los pies abiertos en ángulo y parece que arrastra una pierna.
El atracador absuelto camina con los pies abiertos en ángulo y parece que arrastra una pierna.
Heraldo

La grabación de un atraco en una tienda de encurtidos Martín Martín que en su día le acarreó una condena por robo con intimidación le ha servido ahora para librarse de la pena de cinco años de cárcel que le pedía la Fiscalía por otro asalto, esta vez a una joyería. 

El juez del caso, tras visionar las imágenes de uno y otro robo, ha llegado a la conclusión de que, por su «peculiar forma de caminar», la persona que arrestó la Policía no es la autora del atraco a la joyería. Tampoco es la que las dependientas de la joyería identificaron «de manera irregular» y «condicionadas», según la sentencia.

Por esa razón, el titular del Juzgado de lo Penal número 2 ha absuelto y ordenado la puesta en libertad de David P. M., que llevaba en prisión provisional por esta causa desde el 30 noviembre de 2018. El robo se cometió tres días antes en la joyería Aresso del Coso zaragozano.

El delincuente entró a la tienda con la cara tapada y solo se le veían los ojos y la parte superior de la nariz. Armado con una pistola, en tan solo 45 segundos consiguió que las empleadas le entregaran joyas valoradas en 11.000 euros.

De las tres dependientas, una se tiró al suelo y apenas interactuó con el atracador. Fueron las otras dos las que tuvieron más contacto visual con él, en especial la que le dio el botín.

Los agentes de la Policía acudieron instantes después al local y «quizás inspirados por el modus operandi» del delincuente –dice el juez– enseñaron «una única foto» a las empleadas. Al verla, cayeron en la cuenta de quién era, puesto que había sido cliente varias veces y en ese momento, no antes, dijeron que su voz y forma de hablar les resultaba familiar.

Para el magistrado, «no es de extrañar» que dos trabajadoras lo identificaran después en comisaría y en la rueda judicial. Una testigo de un comercio cercano que vio al atracador minutos antes con la cara descubierta no identificó en rueda a David P. M., sino a un figurante.

Ante estas contradicciones, el abogado del acusado, Juan José Serra Peñafiel, planteó al juez instructor hacer una prueba pericial comparando las imágenes del atraco a la joyería y del cometido (y admitido) por su cliente a la tienda de alimentación. 

Pero el magistrado instructor primero y la Audiencia, después, no lo consideraron oportuno. Pese a ello, el letrado la encargó y fue admitida –esta vez sí– por el juez que celebró el juicio.

El perito indicó que por altura, complexión y forma de caminar los autores de los atracos eran dos hombres diferentes. Así lo pudo comprobar el magistrado, pues hizo caminar al acusado por la sala de vistas. Entonces vio que anda con los pies abiertos formando un ángulo hacia el exterior y no rectos, como el asaltante a la joyería.

Además, David P. M. parece arrastrar la pierna derecha de una forma singular y característica, mientras que el atracador camina de un modo absolutamente normal. Por todo ello, tal y como pidió su abogado, el juez absuelve al acusado.

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