violencia machista 

“La estaba agrediendo con una violencia descomunal, con saña"

Varios testigos que ayudaron a la víctima presenciaron cómo el agresor la atacaba en el portal de su casa de la avenida de América. Luego se clavó el cuchillo en el pecho y se quitó la vida. 

Un hombre ha aparecido muerto y con un cuchillo clavado en el pecho en una calle de Torrero, mientras minutos antes su expareja era localizada en una calle próxima con heridas de arma blanca

La imagen será muy difícil de olvidar. Las vecinas de la avenida de América que primero acudieron en auxilio de la mujer que desesperadamente gritaba y pedía ayuda vieron perfectamente cómo Didier B. C., de 28 años, golpeaba brutalmente a su expareja dentro del portal de la casa en la que reside.

“La estaba agrediendo con una violencia descomunal. Empezamos a golpear el cristal de la puerta para que parase y a llamar a la vez a todos los timbres del portero automático de la casa para que abrieran y él no se inmutaba. Estaba obcecado pegándole en el suelo una y otra vez, con saña, mientras ella chillaba y chillaba. 

Solo fue cuando oyó el ruido de la puerta al abrirse cuando paró y salió en tromba corriendo hacia la calle”, explicaba este lunes la propietaria de la farmacia situada en el local contiguo al portal donde ocurrió este nuevo crimen machista, que en esta ocasión resultó frustrado gracias a su intervención y la de otras personas que auxiliaron a la víctima.

Acto seguido, Didier B. C. se dio a la fuga y un ciudadano le puso la zancadilla en un intento de detenerlo pero solo consiguió que el agresor cayera al suelo, perdiese un zapato y la gafas y siguiera su huida. Esta se prolongó durante los 200 metros aproximados que tiene la calle Doctor Ibañez y llega hasta Lasierra Purroy. Allí, en un rincón de la entrada del garaje del número 68, se clavó el arma en el pecho y se quitó la vida, según relataron luego los testigos a la Policía.

Mientras esto ocurría, los vecinos hacían un torniquete en una profunda herida que la víctima presentaba en un brazo y por la que sangraba abundantemente. Luego permanecieron junto a ella tranquilizándola hasta que llegó la Policía y los servicios sanitarios.

“Yo llamé al 112 y solo deseaba oír las sirenas de la ambulancia. La espera se hizo muy larga y pensaba que no llegaban nunca”, recordaba la farmacéutica.

La mujer estuvo consciente en todo momento y al mismo tiempo que preguntaba por los médicos, pedía a los presentes que llamasen a sus familiares y allegados. Ingresó en el hospital con heridas de arma blanca en los brazos, que recibió al protegerse de la agresión, y también en la cara, aunque su vida no corre peligro.

En esta ocasión, la intervención de las primeras vecinas que se acercaron al portal al oír sus gritos ha salvado la vida de la víctima.

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