calatayud

Una madrugada de promesas a San Roque, recena en el cerro y colorido en romería

Centenares de bilbilitanos y visitantes, peñistas y devotos, repitieron un año más una ascensión tradicional.

Varios peñistas llevan la peana con la imagen del santo hacia la ermita
Varios peñistas llevan la peana con la imagen del santo hacia la ermita
MACIPE

Hay quien madrugaba para subir y quien estaba trasnochando, quien se aprovisionaba de una botella de agua o apuraba la última copa, quien ascendía a paso lento y tranquilo y quien lo hacía al ritmo de la música. La romería hasta la ermita de San Roque, a unos 90 metros de desnivel desde el casco urbano de Calatayud, volvió a reunir en la madrugada del jueves al viernes a centenares de bilbilitanos y visitantes, peñistas y devotos en uno de los actos estrella de las Fiestas en honor al santo que acaban este sábado por la noche.

Desde las 5.00 del viernes, e incluso antes, un reguero de gente estaba comenzando a caminar por los cerca de 750 metros que separan la puerta de Terrer de la entrada de la ermita. Hay quien a esa hora ya estaba de regreso, como es el caso de Arturo y Ana: “Somos devotos. Aunque somos de fuera, vivimos aquí desde que nos casamos y siempre subimos este día”, reconocían. Esperando a más gente, estaba Carlos, de peña 'Nogara', quien argumentaba que “es una tradición, algo que te inculcan de pequeño y que está incluido en la fiesta”.

A su vez, Carlos Navarro y Lara Pérez, acompañados de su hijo, también hacían tiempo. “Esperamos al santo y a que venga la charanga para subir con ellos”, explicaban. “Es algo que en mi familia está muy presente”, indicaba ella. “La fiesta la vivimos desde dentro, somos socios de la Cofradía y hace dos años a mi padre le tocó ser el preboste, por lo que es una emoción muy grande”, detallaba él. Junto al santo el ritmo de las charangas iba animando a los participantes mientras serpentean por las estrechas calles que llevan a la ermita.

Para el trío de peña 'La Unión' que conformaban Milagros Gonzalo, Ana Pérez y Mercedes Hernando, es una jornada importante y se acompañaban de las varas. “Hago la romería desde los 19 y tengo más de 60”, indicaba Mercedes. “De joven llevas otro ritmo, la noche se pasa en vela o duermes algo en la era, nosotras nos hemos ido a dormir un par de horas”, confesaba Milagros. Y también con alguna tarea: “A mí me ha tocado de niñera también”, aseguraba Ana.

Antes de que el santo llegase a la era de la cofradía, parte de la junta de esta entidad ya se encontraba preparando el reparto del tradicional chocolate con bizcochos. “Hay 12 cántaras de 60 litros, aquí se dan 6.000 raciones y se reparte también entre centros benéficos”, desgranaba Laura Peñalosa, vicepresidenta. En su caso, junto a sus compañeros, estaban de trabajo desde las 2.45: “A las 3.00 quedamos con el pastelero y una vez que pasa el santo hacia la ermita empezamos el reparto. Hoy es un día largo, porque después iremos a pedir las vaquillas, tenemos que ir por la ciudad y está tarde los muñecos de capea”.

Cristina, Sara y su grupo de amigas de peña 'Euqor' esperaban en la Virgen de la Peña. “Es una tradición y hay mucha devoción”, reconocía la primera. En el caso de la segunda, recordaba que “hay gente que sube para hacerle alguna petición al santo”. “En mi caso, subí descalza, le pedí una cosa al santo y me la concedió”, explicaba Sara.

Cerca de las 6.00, la figura del santo acompañada por la cofradía, la corporación municipal, autoridades religiosas y peñas, hacía su entrada en la explanada. “Es la primera vez que venimos a verlo de cerca, venimos de Zaragoza y nos ha llamado mucho la atención”, explicaba José María, desde la atalaya que supone la ermita. A sus pies, los peñistas recenaban chorizo o longaniza para reponer fuerzas.

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