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Un viaje en un tren de otro tiempo a Nonaspe

Alrededor de 220 pasajeros, la capacidad completa, disfrutaron este domingo del recorrido a bordo de unos vagones históricos en una excursión con salida y llegada en Zaragoza

El aliciente era disfrutar del paisaje y de las impresionantes obras de la ingeniería ferroviaria española en un viaje en un ferrocarril histórico con salida y llegada en Zaragoza. El destino: Nonaspe. Los 220 pasajeros que disfrutaron este domingo de esta experiencia a bordo del Tren Azul (la capacidad máxima) tuvieron la oportunidad de hacer casi un viaje en el tiempo aunque, eso sí, a una velocidad algo mayor a la que tenía esta línea cuando se inauguró en 1893.

Esta cita estuvo organizada por la asociación Amics de Nonasp y la compañía MGS Seguros, con la colaboración de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (Azaft) y el patrocinio de la Comarca del Bajo Aragón-Caspe, el Ayuntamiento de Nonaspe, Frutos Secos Ráfales, Frutas García Zurita y Zaratrén. El Expreso Nonaspe salió temprano desde la Estación Delicias, en la capital aragonesa. Tras una breve parada en Goya, el conocido como Tren Azul prosiguió su trayecto recorriendo la mítica línea de los directos a Barcelona pasando por Caspe hasta la localidad de Nonaspe.

El ferrocarril llegó a esta localidad el 15 de diciembre de 1893. Debido a la complicada orografía, el trazado a su paso por este municipio zaragozano fue calificado por la prensa de la época como "el museo de la ingeniería española", según recuerda el presidente de Amics de Nonasp, José María Ráfales. "El tramo por este término municipal, de unos 16 kilómetros, fue el más complicado de construir de toda la línea", asegura. Los vestigios de aquella infraestructura se suceden a lo largo de cuatro grandes puentes que salvan el río Matarraña –de 350 metros de largo y 25 de alto– y los siete túneles por los que circulan los convoyes.

"Viajar en un tren clásico es algo que casi está ya en el olvido, un medio romántico y evocador que nos permite recuperar el placer de viajar por viajar", recogía la asociación cultural local en su blog días antes de emprender la aventura. El trayecto a bordo de un tren clásico permitió a los usuarios «conocer mejor una época dorada del transporte y ser testigos de excepción del pasado reciente», indicó.

Ráfales recuerda que el pasado mes de diciembre estuvieron conociendo en Casetas los trenes históricos, para ver la posibilidad de llevarlo a Nonaspe. Un sueño que finalmente se materializó ayer. El convoy histórico Tren Azul estuvo compuesto por un coche salón, un restaurante con marquetería original de 1926 y los coches camas en posición de día o la estafeta postal, entre otros.

Una vez que los pasajeros llegaron a Nonaspe, un autobús los llevó hasta el casco urbano, donde pudieron visitar la localidad y descubrir algunos lugares de interés, como el museo etnológico (que pertenece a la asociación Amics de Nonasp desde 1996), la antigua oficina de Correos, la iglesia de San Bartolomé, la ermita de la Virgen de Dos Aguas o la Casa de los Infanzones de Turlán. A las 17.24 fue la hora de salida de regreso a Zaragoza. Desde las 12.00 hasta las 15.00, el Tren Azul –que se encargó de realizar recorridos turísticos por las distintas líneas férreas de Aragón– permaneció abierto al público, para que pudieran contemplar las estancias interiores. La locomotora titular del viaje fue un tractor diésel de ADIF de la serie 310.

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