aragón, pueblo a pueblo

Ibdes gasta buena mano a la hora de poner mayúscula a sus Maravillas

La Cueva de las Maravillas, el salto de la Paradera, la ermita de la Soledad y las sargas de tela que protegen el retablo mayor de San Miguel suponen una atractiva oferta combinada.

Viniendo de la vecina Jaraba, justo antes de adentrarse en el caserío de Ibdes, una señal a mano derecha indica al visitante el paradero de la gruta de las Maravillas. Es la joya del paraje de San Juan, zona en la que se han agrupado a tiro de breve paseo varios atractivos para quienes quieran conocer algunos de los lugares más emblemáticos de esta localidad. En un intervalo de apenas 200 metros se puede visitar también la gruta-ermita de la Virgen de la Soledad, y poco más adelante está la Paradera (salto de agua), una nevera y la fuente Juncarejo.

Ramón Duce (hermano del realizador Sergio Duce, ganador este año de un premio Simón al mejor cortometraje aragonés) ha completado este mes cuatro legislaturas en la alcaldía, y acaba de recibir el refrendo de sus vecinos para una quinta. "No soy del pueblo; vine a trabajar en los balnearios de Jaraba y ocurrió lo que le ocurre a tanta gente, conocí una chica y decidí quedarme. Nada más aterrizar en Ibdes ya me hablaron de entrar en la política local; en principio esta participación iba a ser algo temporal –sonríe– y ya ves".

Ramón habla en la puerta de la gruta de las maravillas, y no disimula el embeleso que le produce, aunque sus palabras opten por la modestia. "No es gigantesca, pero en Ibdes creemos que es muy interesante de visitar y muy bonita, con dos galerías, una más corta y otra más larga y espectacular. La cueva y ermita de la Soledad también llama mucho la atención, con la Virgen y la gran cruz enfrente. El salto de agua de la Paradera corresponde a una fábrica de luz, como se le llama en muchos puntos de Aragón; la acondicionamos con el permiso de la Confederación y ha quedado muy bien, es un mirador muy interesante". María Guajardo, nacida, criada y asentada en Ibdes, se encarga de las visitas. "Siempre me gustó mi pueblo para vivir; estudié turismo y me encanta poder desarrollar esta tarea aquí. Viene mucha gente de los balnearios cercanos, y también familias".

En lo alto del cerro

La gigantesca iglesia de San Miguel Arcángel, del gótico tardío, es el gran imán de las miradas en el pueblo. "Está en lo alto del cerro que puebla el caserío de Ibdes –comenta Ramón– y llama mucho la atención. El retablo mayor es espectacular, se cierra con unas puertas de tela llamadas sargas, que suelen permanecer abiertas; en ellas se ve la obra de Pietro Morone, una suerte de homenaje a la Capilla Sixtina. Esas puertas se cierran en Semana Santa. La visita por las distintas paradas del paraje de San Juan acaba en la iglesia y se realiza miércoles y sábados a las 17.00. María también atiende requerimientos en otros días previo aviso telefónico. En verano, la visita siempre se hace algún día más".

Movimiento asociativo

De entre los colectivos que mueven actividades en el pueblo destacan la Asociación Cultural Amigos de la Villa de Ibdes, que tiene una historia de tres décadas y cerca de 500 miembros. "Son muy activos –explica Ramón– e incluso tienen una publicación anual, ‘El Pelao de Ibdes’, personaje que recoge un aguafuerte de Goya. Aquí celebramos especialmente el día de Pentecostés y es tradicional que la asociación de mujeres prepare judías blancas, típicas del pueblo. Hay asociación de jóvenes, que se centra en los carnavales, anima el jueves lardero y organiza otras fiestas, como la de Halloween. El club del jubilado es muy activo, y además de los más veteranos han ido entrando gente con menor edad que ha colaborado a dinamizar su espacio y generar nuevas iniciativas. También tenemos cofradía de tambores y bombos, que acompaña a las celebraciones de la Exaltación y la Semana Santa. El colectivo de formación más reciente es la peña taurina, las pasadas navidades, con presentación formal en la última Semana Santa".

Dentro de las historias marcadas con tinta indeleble en el pueblo está la del mentado ‘Pelao de Ibdes’, mote del bandolero Mariano Millán. Dice la leyenda que este personaje liberó a su madre de un encantamiento ejercido por un oso en la cueva donde había nacido, tras matarlo de un trancazo. Dejó a su madre en Ibdes y se lanzó a los caminos junto a tres gigantes, en aventuras que incluyen hasta pactos con el diablo.

Ibdes está en un unto neurálgico dentro de la zona, aunque –alcalde ‘dixit’– precisa de una mejora en las carreteras y la cobertura móvil. Siempre ha habido personal del pueblo trabajando en los balnearios de Alhama y Jaraba, así como en el Monasterio de Piedra; en Ibdes permanecen abiertas dos tiendas, y también hay dos bares y farmacia, con atención médica diaria. Existe igualmente un almacén de materiales de construcción y cuadrillas de albañiles, amén de dos granjas de pollos. La panadería, muy conocida en la zona, representa a la parte culinaria junto a la Miel de Ibdes, que produce la familia de José María Lozano.

En datos

Comarca: Comunidad de Calatayud.

Población: 404.

A Zaragoza: 124 km.

Los imprescindibles

El retablo de Morone

De estilo renacentista, data de 1557 y es obra del maestro italiano Pietro Morone, discípulo de Miguel Ángel Buonarrotti. Su restauración se acometió con fondos del Ministerio de Cultura, con una inversión de casi 400.000 euros.

San Daniel

La ermita de la Virgen de San Daniel, patrona de Ibdes, destaca por su belleza y localización, junto al embalse de la Tranquera y frente a la peña Cueva del Búho. Data del XVII e incluye una vivienda de santeros.

El de Avellaneda

El Quijote apócrifo, que tanto irritó a Cervantes, lo escribió un tal Avellaneda, que muchos identifican con el hijo de Ibdes Jerónimo de Pasamonte; en la obra se detallan muchos rasgos característicos del pueblo y la zona.

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