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La increíble historia de superación de una joven sordociega llega a Zaragoza

La película del director Miguel Ángel Tobías narra cómo Gennet, una niña adoptada en Etiopía, llega a ser la  primera sordociega europea que obtiene un título universitario. Se presenta el martes, 19 de marzo (20h), en los cines Palafox, de la mano de la Fundación Telefónica.

'Me llamo Gennet' narra la historia de la primera sordociega europea en obtener un título universitario.
'Me llamo Gennet' narra la historia de la primera sordociega europea en obtener un título universitario.
Heraldo.es

“Como si te encerraran en una cápsula completamente negra e insonorizada para siempre”. Así describe el director y productor Miguel Ángel Tobías la vida de una persona sordociega, una discapacidad que afecta a 100.000 personas en España y que, sin embargo, sigue siendo una gran desconocida para la sociedad. ‘Me llamo Gennet’ es un ejercicio de concienciación y una oda a la superación que pretende derribar los muros que nos separan de esa realidad. Narra la vida de la primera sordociega europea en obtener un título universitario y se presenta en los cines Palafox de Zaragoza este martes, 19 de marzo, a las 20.

Gennet Corcuera nació en Etiopía hace 38 años. Cuando tan solo tenía 2, sufrió una infección que la dejó sordociega. Fue abandonada en un orfanato, pero lo que podría haber sido su condena, se transformó en su salvación. Allí conoció a su madre adoptiva, Carmen Corcuera, que la trasladó a España y se esforzó por que su vida fuera tan plena como la de cualquier otro niño. Entró en un colegio de la ONCE, donde aprendió a comunicarse en lengua de signos y emprendió un desarrollo que la llevaría hasta la universidad para estudiar Educación Especial, siendo la primera sordociega europea en conseguir una titulación universitaria. Hoy trabaja en el único centro residencial de España especializado en sordoceguera y su vida se ha convertido en una película protagonizada por ella misma.

Miguel Ángel Tobías conoció su historia en un periódico, durante un viaje en avión, y le impresionó tanto que, años después, tras ver que nadie la había llevado a la gran pantalla, decidió hacerlo él mismo. “El problema era cómo llegar a una persona sordociega a la que no conoces, que no te conoce, cómo hacer que confíe en ti, cómo explicarle lo que es una película, si nunca ha visto una…”, rememora el director. Después de meses intentando dar con ella, la suerte hizo que conociera a una íntima amiga suya que los puso en contacto.

Gennet no lo dudó y se lanzó a hacer la película con unos objetivos muy claros, tal y como recuerda Tobías: “Me dio dos razones fundamentales: una era como homenaje a su madre adoptiva, que había fallecido un mes antes. Quería que el mundo supiera quién era y lo que había hecho por ella. La segunda razón era que el mundo supiera que los sordociegos existen y que nos diéramos cuenta como sociedad de que si todos ellos tuvieran las posibilidades que ella ha tenido, habría muchos más integrados en la sociedad, en vez de aislados y perdidos”.

Aunque “lo más fácil era hacer un documental”, tras conocer la magnitud de la historia de Gennet, el director se decantó por la ficción para darle “más fuerza”. La verdad, no obstante, inunda el filme. La propia Gennet se interpreta a sí misma en la edad adulta, aportando “una dimensión de realidad alucinante”, en palabras del propio Tobías. No es el único personaje cien por cien real: el hombre que gestionó la adopción de Gennet, el padre Juan, también tiene una breve aparición en la cinta. “Quería sacarlo para que el público entendiera la fuerza de este misionero que existe y que está allí. Yo hago de él hace 35 años y él hace de sí mismo en la época actual, a sus 76 años”, explica el cineasta.

Otros “elementos de verdad” presentes en la película son las actrices que interpretan a Gennet: “todas son etíopes, todas son huérfanas y todas han sido adoptadas como ella”. Unos factores que han sido determinantes para empatizar con el personaje y que han enriquecido su interpretación. “La niña de 8 años, Belén, cuando venía al rodaje de la mano de su madre, hablaba, se movía sola… pero cuando se metía en el papel y hacía de niña sordociega, los otros niños del colegio, los extras, se acercaban a ella al final de las escenas y le decían ‘pero, ¿tú ves y oyes, verdad?”, comenta Miguel Ángel Tobías.

También los extras que recrean “lo que era África hace 30 años, en un periodo de hambruna”, son ciudadanos etíopes “recogidos de las cunetas de la carretera” por un misionero que trabaja en la zona. Su conexión con la historia de Gennet fue “alucinante”, señala el director: “La han amado porque sentían que era etíope como ellos, pobre como ellos, huérfana como ellos… y además sordociega, y estaban muy orgullosos de que hubiera llegado a ser alguien tan importante en el mundo como para que se estuviese haciendo la película de su vida”.

Grandes actores y actrices como Miriam Díaz-Aroca, Ángela Molina, Miki Molina, Zewdu W. Mariam y el propio Miguel Ángel Tobías completan el reparto de este filme rodado entre España y Etiopía.

"Una experiencia preciosa"

Rodar una película con una persona sordociega ha sido todo un reto y ha implicado “unos ritmos de trabajo muy diferentes” a los habituales. Pero, para todo el equipo, ha sido “maravilloso” y “una experiencia preciosa” trabajar con Gennet. “Esto es muy raro porque en esta profesión del cine, cuando el director y el productor se dan la vuelta, el resto del equipo siempre se está quejando de cosas (risas). Sin embargo, en esta película, el 100% de la gente que ha trabajado en ella ha llorado, se ha emocionado y todo el mundo me ha dicho ‘gracias por contar con nosotros para hacer esta película’, porque para todos ha sido una lección de vida”, relata Tobías.

Para el director, la visibilidad que aporta ‘Me llamo Gennet’ supondrá “un antes y un después” para el colectivo sordociego y para la sociedad en general, pues se trata de “un ejemplo de superación gigante”. La sordoceguera “es una barbaridad, es durísima”, sin embargo, “Gennet ha sido capaz de vencer al silencio y a la oscuridad, y de crear una vida llena de sonidos maravillosos y completamente luminosa”.

El filme busca transmitir un mensaje muy claro y esencial, que “la dignidad del ser humano es la misma independientemente de sus circunstancias y que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos y son capaces de hacer las mismas cosas, cada uno en su circunstancia, que el resto del mundo”. Por ello, sus fines son también benéficos: el 10% de lo recaudado irá destinado a la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España (Fasocide) y el día 4 de abril habrá un pase especial con el que se donará el 100% de los beneficios a la misma entidad.

La presentación en Zaragoza, el próximo 19 de marzo, forma parte de una “gira” de la mano de la Fundación Telefónica que llevará ese mensaje de inclusión a todos los rincones de España antes de su estreno oficial, el 5 de abril.

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