Entrenamientos y paseos que no entienden de edad en Utebo

Cada día, José Luis Guardado y Petri Belver, un matrimonio jubilado de Utebo de 72 y 68 años, respectivamente, intentan sacar un rato para ir a caminar "a paso rápido". Los lunes y miércoles, además, entrenan en la sala de máquinas y los viernes participan en el paseo programado en la pista de atletismo. "Nunca habíamos pisado un gimnasio hasta ahora, pero desde que hemos empezado con esta actividad la hemos asumido como una rutina y es un compromiso para nosotros. Y, además, nos sentimos mejor». La misma opinión que comparten Fidel Palacián (70) y María Monzón (68), quienes participan con entusiasmo en el programa: "Es una maravilla. He recuperado flexibilidad, fuerza en las piernas y, para el poco tiempo que llevamos, estamos notando los beneficios". La receta es combinar el movimiento con una alimentación saludable.

Son cuatro de los 53 voluntarios que participan en un programa pionero en Utebo, incluido en el plan europeo de salud Chrodis+, que trata de repetir el éxito de la experiencia islandesa para promover el envejecimiento activo entre las personas mayores de 65 años, potenciando el deporte con ejercicios guiados y controles periódicos.

Para asegurar el correcto desarrollo del proyecto participan distintos actores, que conforman un equipo de trabajo multidisciplinar y multiinstitucional. Está coordinado desde el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), asesorado por el Instituto de Salud Carlos III. Esta experiencia piloto se desarrolla en Utebo, entre el centro de salud y los servicios deportivos municipales del Ayuntamiento. Dos de los técnicos, Juan Luis Felipe y Juan Carlos García, viajaron a Islandia antes de la implantación del programa para trasladar después sus pautas en tierra aragonesa. Felipe relata que, a pesar de que todavía llevan poco tiempo, "los resultados están siendo muy positivos" e incluso "hay personas que se empiezan a encontrar mejor físicamente desde el minuto uno de iniciar el plan".

La enfermera Pilar Grajera recuerda que, antes de iniciar los entrenamientos, llevaron a cabo controles y analíticas a todos los participantes: «Les medimos distintos parámetros, como colesterol, triglicéricos, glucosa, peso, presión arterial...». Y se les pasaron también unos test sobre su estado de salud: "Lo han asumido con mucha ilusión y están motivados, porque van en grupo y ven que progresan". Los voluntarios tienen más de 65 años y el rango de edad es variado. El mayor tiene 82.

Felipe resume que tienen una rutina diaria de caminar, aunque el viernes quedan a pasear todos juntos y hacen ejercicios de calentamiento y estiramiento. También se programan dos sesiones de gimnasio: "Hay dos cosas importantes, la concienciación y la colaboración institucional del servicio de deportes y el Salud".