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Próxima parada: Estación de Utrillas

En el barrio de San José de Zaragoza se emplaza este andén, donde durante décadas llegaron locomotoras procedentes del Bajo Aragón

En el barrio de San José de Zaragoza se emplaza este andén, donde durante décadas llegaron locomotoras procedentes del Bajo Aragón

La plaza de Utrillas de la capital aragonesa es uno de los lugares más frecuentados del barrio de San José. Si el tiempo acompaña las terrazas se llenan de clientes y el parque infantil es punto de encuentro para los más pequeños de la zona. Aunque también concurrida, esa estampa poco tiene que ver con su imagen de hace décadas, cuando la estación que preside el lugar estaba en activo.

Ese andén era el hilo de unión entre Zaragoza y el Bajo Aragón, principalmente dedicado al transporte de carbón y abonos minerales o madera. “Lo mandaron a Zaragoza a dirigir la recién inaugurada estación del ferrocarril de Utrillas, un tren que hacía el recorrido desde las minas de carbón de dicha localidad (…) hasta Zaragoza”. Así lo relata así Ana Alcolea en las páginas de ‘Postales Coloreadas’ (Editorial Contraseña, 2017). La escritora aragonesa califica la estación como “una de las obras más importantes de la ingeniería española de comienzos de siglo”.

Esa fue la época cuando se retomó el funcionamiento, tras un parón por cambio de compañías. Se había empezado a construir en 1863, cuando el Estado hizo una concesión a León Cappa para trazar esa línea del ferrocarril. Las obras comenzaron entonces y tuvieron una duración de dos años. Ese ingeniero y diputado de las Cortes le dio nombre en un principio: “Estación de Cappa”. Sin embargo, los zaragozanos pronto se lo cambiaron, conociéndola como la Estación de Utrillas.

Son varios los edificios que integran este conjunto. En el centro se encuentra el principal. Consta de dos plantas y es totalmente simétrico. La fachada refleja elegantes aires gracias a la ornamentación. Las barandas imitan una frondosa vegetación, cada esquina está rematada con detalles naturales y en las jambas de la puerta principal un par de figuras humanas emergen del propio edificio y sostienen el balcón principal. En esta parte destaca el cuerpo central, que está rematado con un frontón curvo con finas molduras. Unas terminaciones que se extienden en el resto del complejo. La armónica estética se traslada también a las alas que se construyeron en los laterales, de las cuales solamente se conserva una. Esos espacios estaban destinados a viviendas para ferroviarios, oficinas o almacenes, según referencia su informe histórico artístico.

Las dos naves laterales, el edificio principal y la calle de Miguel Servet dan forma trapezoidal a la plaza de Utrillas, en cuyo centro se descubre la Fuente de las Garzas, obra de los talleres de la Fundición Averly. Tal y como documentan fuentes municipales, “el motivo probable de su creación fue el servicio a los viajeros de la línea férrea de Utrillas”. Quedó en desuso cuando la estación cerró, en 1966.

Hasta la década de los ochenta no se llevó a cabo la restauración de la fuente y de los inmuebles que quedaban en pie. En la actualidad es parte de un centro comercial y ya no huele a carbonilla, como es fácil imaginar que lo hacía en sus años de auge, cuando las locomotoras llegaban sin cesar hasta este enclave zaragozano, en aquella época, a las fueras de la capital.

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