La Magdalena reabre sus puertas con gran emoción

Tras 17 años cerrada, cientos de feligreses han acudido a su reapertura en la que el arzobispo Vicente Jiménez ha consagrado el altar.

Cientos de feligreses hacen fila para entrar a la homilía oficiada por el arzobispo Jiménez
Cientos de feligreses hacen fila para entrar a la homilía oficiada por el arzobispo Jiménez
Oliver Duch

Eran poco más de las 11.00 cuando cientos de feligreses hacían fila a las puertas de la iglesia de la Magdalena que, una hora después, ha abierto al público (tras 17 años cerrada al culto) con una ceremonia oficiada por el arzobispo Vicente Jiménez.

La emoción se sobreponía al tiempo de espera y eso que algunos de los fieles llevaban ya varias horas allí. "Llevaremos una hora y media esperando a que nos permitan pasar, pero es muy emocionante ver que nuestra parroquia se abre de nuevo", ha comentado José Luis Arribas, que se casó allí hace 55 años. Otros no han podido disfrutar de la reapertura y es que, por motivos de aforo, solo se ha permitido la entrada a unas 350 personas. "Hoy a las 18.00 habrá una eucaristía y también el resto de los días, pero sí que es cierto que la gente quiere entrar ahora por el acto de consagración", reconocía una de las organizadoras.

El arzobispo Jiménez, acompañado por el párroco del templo, Juan Espallargas, y por los vicarios y sacerdotes concelebrantes, ha bendecido y consagrado el altar en un acto que ha emocionado a todos los asistentes. Primero, ha tenido lugar la aspersión en la que se ha purificado el altar y a los fieles con agua bendita. Luego, el arzobispo ha ungido el Santo Crisma sobre el altar en la crismación, un acto que significa "que el altar será siempre dedicado al culto cristiano", tal como ha expresado Jiménez. Por último, y "para expresar que las oraciones de los fieles lleguen hasta el trono de Dios" se ha quemado incienso y se ha repartido por el templo con un incensario. Flores y manteles han decorado el altar y el beso del arzobispo Jiménez sobre su superficie ha culminado la consagración en el templo, que se ha iluminado como culmen perfecto del ritual. A esto le ha seguido una  eucaristía en la que han sido reiterados los agradecimientos a todos aquellos que han posibilitado la apertura del templo.

Entre los fieles más devotos, ha destacado la presencia de Carmen Murillo, una feligresa de 94 años que fue bautizada un 30 de noviembre de 1924 en la misma pila que hoy guarda la Magdalena. "Estoy muy emocionada por poder estar aquí tras 17 años de espera. Ha quedado muy bonita y ahora ya podremos disfrutar de ella", ha reconocido. A partir de hoy, la Magdalena acogerá en su horario habitual a todos sus feligreses que, durante la Semana Santa podrán acudir al templo para disfrutar de las visitas guiadas.

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