Preocupación ante la existencia de una sima en la colonia San Antonio de Gallur

El agujero afecta desde hace un año a dos de los propietarios de la comunidad.

La sima aparecida hace un año se localiza en una propiedad de una urbanización próxima a Gallur.
La sima aparecida hace un año se localiza en una propiedad de una urbanización próxima a Gallur.
Heraldo

La existencia de una sima en la colonia San Antonio de Gallur preocupa a dos de los propietarios, que ven cómo el tamaño del desplome sigue creciendo desde que se produjera hace casi un año. El informe geotécnico que se realizó entonces habla de una abertura de 14 metros de profundidad y de 18 de largo por 12 de ancho en superficie, pero los vecinos denuncian que las dimensiones siguen avanzando y que el volumen superará los 1.800 metros cúbicos.

María Jesús Cahué, en cuya parcela B-9 se localiza la sima, explicó: "Cuando llegué a mi casa el 13 de enero pasado y vi el agujero que había dejado en el aire parte de la cocina y de la piscina no podía creer lo que pasaba ni tampoco dejar de llorar. De no tener otra vivienda, nuestra familia de cinco personas se hubiera quedado en la calle".

Decidieron encargar un estudio al mismo geólogo que se ha ocupado de las simas de Alcalá y del Camino Real en Gallur. "Este determinó que la dolina se encuentra bajo la calle, por lo que mi sugerencia a la comunidad es que se tape y así volveré a plantearlo en una propuesta de acuerdo porque rechazo gastar el dinero y el de los vecinos en los tribunales", dijo. Admitió que cuando adquirió la vivienda existía ya un pozo ilegal, abierto hace 20 años, que hubiera podido influir en lo sucedido. Los informes evalúan que la reparación supondrá una inversión que superará los 100.000 euros.

El presidente de la comunidad de propietarios, José Navascués, manifestó su preocupación ante el creciente malestar entre los vecinos. La comunidad se interesó por el problema desde el primer momento: "Visitamos las parcelas afectadas y junto con el geólogo se acordó realizar dos prospecciones en la calle contigua, la avenida de Huesca, a 25 metros de profundidad, que dieron un resultado negativo. Acordamos también que la comunidad pagaría los 12.000 euros que costó realizar el informe". Consideró que, más allá de que el Consistorio haya ofrecido a los afectados la posibilidad de residir en el albergue municipal y de que se trate de una urbanización privada, "la gravedad de la situación debería hacer actuar al Ayuntamiento".

Según dijo, Gallur es una población ribereña y se encuentra en suelos afectados por las dolinas "aunque la colonia San Antonio está a un nivel muy alto sobre el Ebro y el Canal". Y añadió: "Otra cosa es que nos afecten los acuíferos que nacen en el Moncayo o el regadío de la zona".

El Ayuntamiento de Gallur ha cursado sendas órdenes de desalojo para los propietarios de las dos parcelas afectadas, B-9 y C-1. "Los dueños de la parcela B-9 se marcharon cuando apareció la sima y la comunidad ha enviado por su parte otras dos notificaciones a los propietarios con anterioridad", señaló la concejala de Urbanismo, María Pilar Capdevila: "La obligación del Ayuntamiento es salvaguardar la seguridad de los vecinos. Los técnicos municipales, acompañados de los autores del estudio geotécnico, visitaron la zona y se decidió emitir la orden ante la constatación de que la situación se agrava por las grietas que se aprecian en las viviendas". Consideró que "la solución compete a los propios vecinos ya que es una urbanización privada".

Esta comunidad se creó hace más de tres décadas y cuenta con 203 parcelas. Está situada a tres kilómetros de Gallur, próxima a la N-232. Una junta directiva se ocupa de la gestión y los propietarios asumen el coste de mantenimiento, limpieza de viales o jardinería.

La familia de José Domingo, padre de un bebé de 4 meses, vive en la parcela C-1, contigua a donde se encuentra la sima: "No he tenido Navidad ni celebraciones porque el Ayuntamiento nos comunicó el día 10 que debíamos abandonar la casa ya que hay que derribarla". Las grandes grietas aparecidas le han obligado a realizar obras para taparlas y reforzar los muros. A pesar del peligro existente, rechaza la idea de dejar su casa: "No puedo permitirme pagar una hipoteca y un alquiler y no tiene ni pies ni cabeza que vayamos al albergue. No es una solución para una familia con un bebé y además por un tiempo indefinido".

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