Roberto Ciria: "La jota aragonesa es, sobre todo, un estado de ánimo"

Nacido en 1975, el cantador oscense presenta su último disco, ‘Jota que deja huella’, el sábado en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza.

Roberto Ciria canta el sábado en el Teatro de las Esquinas.
Roberto Ciria canta el sábado en el Teatro de las Esquinas.
Rafael Gobantes

¿Su séptimo disco se titula ‘Jota que deja huella’. ¿De verdad la deja?

Yo creo que sí. Cuando empecé a pensar en este proyecto vi que iba a dejar huella, por su repertorio, por la calidad de las variaciones musicales y porque hay temas nuevos, escritos y compuestos para el disco, que son fantásticos.

Alguna novedad sorprende, como esa interpretación, con voces femeninas, del himno de la Sociedad Deportiva Huesca.

El que ponen en el campo de fútbol está cantado por hombres. Está mal decirlo, pero a nosotros nos ha quedado extraordinario.

¿Ya se ha podido escuchar en El Alcoraz?

Pues no, y eso que soy socio. Estoy seguro de que si un día lo ponen ganamos el partido (risas).

En 2006 ganó el Premio Extraordinario. ¡Cuánto ha cambiado su vida desde entonces!

La verdad es que sí. Antes mi vida dependía de la construcción, llegó el pinchazo, empecé como profesor de jota... Cuando gané el certamen no pensaba que podría vivir de ella. Mi vida ha cambiado mucho, pero también la de todos los joteros. En los últimos años se han producido muchos cambios.

Para un oscense, ganar el certamen de las fiestas del Pilar tiene un sabor especial.

Claro que sí. Además, en los últimos años los cantadores de Huesca estamos ganando muchos premios. Hay una buena generación y se están haciendo las cosas bien.

¿Qué tal se vive en la Hoya?

Muy bien. Con una paz tremenda y unas vistas preciosas. Llevo tres años en Fontellas, un pueblo de solo 15 vecinos al lado de Ayerbe. La vida aquí es otra cosa, aunque me muevo mucho con el coche porque tengo dos días semanales de clase en Huesca, uno en Barbastro y otro en Ayerbe.

El buen cantador de jota, ¿nace o se hace?

Nace, pero hay que trabajar muy duro, y hacerlo a lo largo de toda la vida. Hay que estar siempre a un buen nivel, cuidar la voz y estudiar todo lo que se pueda. Desde que gané el certamen yo he mejorado mucho. Mucho.

¿Cuáles son sus estilos favoritos?

Me gusta cantar todo. He cantado muchas fieras, oliveras... en los siete discos que he publicado hasta ahora están representados todos los estilos. Es curioso, pero últimamente me esta gustando mucho la zarzuela. Cantar es transmitir, y lograrlo depende mucho de tu estado de ánimo. La jota aragonesa es, sobre todo, un estado de ánimo.

Usted ha sido uno de los protagonistas de la renovación de la jota y quizá haya ido más lejos que nadie en la fusión con otros estilos y legados musicales. Todo lo que se ha hecho en este campo, ¿ha sido para bien?

Yo creo que sí. Lo que se hace ahí está y uno siempre puede retomarlo dentro de unos años y aprender cosas nuevas. Aprendo mucho escuchando a los cantadores de principios de siglo pero creo que hay que seguir abriendo la jota a otros públicos.

Con la muerte del Pastor de Andorra, ¿ha desaparecido la jota del campo?

Creo que sí. Ahora en el campo la gente va con la radio a todos los lados y cada día resulta más difícil cantar de forma espontánea y libre. Incluso a mi me cuesta un poco hacerlo ya en las celebraciones familiares. Pero la jota está viviendo uno de los mejores momentos de su historia. Teníamos el reto de mantenerla viva y se ha conseguido.

Presenta su nuevo disco este sábado (19.00) en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, junto a algunas de las grandes figuras del folclore regional, casi todos campeones de Aragón.

‘Jota que deja huella’, como espectáculo, es muy plural, apenas estoy sobre el escenario un 30% del tiempo. Con Fernando Casaus de director musical, actúa una rondalla tradicional con percusión y viola. Hay jota pura y muchas cosas más.

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