El Morico perdido y encontrado gracias a las redes sociales

Una familia se muestra muy agradecida tras encontrar un cabezudo infantil perdido en el barrio del Arrabal.

La réplica del Morico que perdió y encontró una familia del Arrabal.
La réplica del Morico que perdió y encontró una familia del Arrabal.
D.A.

El Morico es muy importante en la vida de David Anadón Gómez y su familia. Cuando hace una semana perdieron un cabezudo infantil del personaje del Morico, se dieron "un sofocón". Recurrieron a las redes sociales y a los carteles de toda la vida, y tras dos días desaparecido, el Morico volvió a su casa en la calle Bielsa, en el zaragozano barrio del Arrabal. "Estamos muy agradecidos a toda la gente que nos ha ayudado a difundir esta historia. Y muy contentos por tenerlo otra vez con nosotros".

"Extraviada una cabeza del Morico en la calle Bielsa esquina con la avenida de Cataluña de Zaragoza. Si alguien la ha visto, pedimos que se ponga en contacto con nosotros. Es de gran valor sentimental, y os agradeceríamos cualquier ayuda. Se recompensará", rezaban los carteles que colgaron por el entorno de la Azucarera, el Arrabal y la Jota. También lo difundieron por Facebook y grupos de whatsapp.

Uno de los grupos que les ha ayudado es la página de Facebook 'Objetos perdidos de Zaragoza', con cerca de 3.000 seguidores, en la que se cuelgan anuncios de mascotas y objetos encontrados o perdidos. Hay de todo: desde perros y gatos a agapornis, bolsos, móviles, tarjetas de Bizi, abonos de transporte, anillos, mochilas, llaves, uniformes de trabajo...

El domingo 11 de noviembre por la tarde, David, su pareja y sus hijos estaban jugando en la calle con el Morico. A la hora de recoger, se lo olvidaron en la acera. "A los 15 minutos nos dimos cuenta, bajamos a buscarlo y ya no estaba. Mi hijo, de 4 años, es muy fan del Morico, va con él a todas partes. En carnaval y las fiestas del cole siempre se disfraza del Morico", cuenta el padre, que de niño también había jugado con este Morico con su hermano.

Los padres de David compraron el Morico hace casi cuarenta años, y lo pintan y restauran cada cierto tiempo para sus nietos. "Es un recuerdo familiar. Nos acordamos mucho de mi hermano, que falleció hace poco. Era muy importante para todos recuperar el cabezudo", subraya David, enfermero de 41 años.

Dos días más tarde, tras el aluvión de carteles y mensajes compartidos en las redes sociales, les llamó una vecina de la zona que había visto el cabezudo tirado en la calle y pensaba que estaba abandonado. Y el Morico volvió a su casa.

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