"El reventón me ha costado más de 700 €"

Miles de vecinos del entorno del Gállego soportaron las molestias de estar más de 24 horas sin agua. El suministro se fue recuperando a lo largo de la noche.

En Santa Isabel hubo filas durante todo el día para coger agua del camión cisterna. En la imagen, en el momento en el que estuvo ubicado en el parquin de la calle de Espartidero.
En Santa Isabel hubo filas durante todo el día para coger agua del camión cisterna. En la imagen, en el momento en el que estuvo ubicado en el parquin de la calle de Espartidero.
Toni Galán

Vecinos cogiendo agua de las fuentes ornamentales y haciendo fila para llenar cubos de un camión cisterna. Peluqueros de brazos cruzados. Bares sirviendo el café de sobre y en vaso de plástico. Garrafas agotadas en los supermercados. Este era el panorama que se podía ver este viernes en varios barrios rurales del entorno del Gállego, como consecuencia del corte de agua que han sufrido durante más de 24 horas. El reventón del jueves por la tarde dejó sin abastecimiento a Santa Isabel, Montañana, Movera y parte de La Puebla de Alfindén, mientras que otras poblaciones (Peñaflor, Villanueva de Gállego, Villamayor y Pastriz) tuvieron agua mientras duraron las reservas de sus depósitos.

A media tarde, los operarios pudieron reparar la tubería, aunque  y el suministro fue llegando a los hogares a lo largo de la noche. En total, más de 24 horas sin agua, lo que convirtió en más que complicado el día de este viernes en todo el entorno del río Gállego. Tanto para los vecinos, como para los comerciantes y las industrias. Hay que tener en cuenta que muchas de las empresas del polígono de Malpica necesitan agua para poder producir.

También la necesitaba José Javier Vizuete, de Anjos Peluqueros, para poder atender a su clientela de Santa Isabel. Por culpa del reventón, estuvo "todo el día sin trabajar". Abrió "para dar la cara" y para "citar a los clientes otro día", pero nada de lavar cabezas ni cortar el pelo. "Hemos ido llamado a los clientes para que no vinieran, y hemos anulado 35 citas", contaba José Javier, quien cifraba las pérdidas en "unos 600 euros". Todo en el que suele ser "el día más fuerte de trabajo de la semana" y en plenas fiestas del barrio rural.

La coincidencia del corte de agua con los festejos hizo más dolorosas las molestias para los bares de la zona. Cuando de madrugada, ya casi por la mañana, cerró la discomóvil del pabellón, hubo problemas para dar almuerzos. David Bases, del bar Julián, abrió más tarde porque no podía dar cafés, y tuvo que limpiar sus clásicas anchoas con un invento casero que se apañó con una garrafa. "Estoy indignado, esto es propio de los años 60", lamentaba. "El reventón me ha costado más de 700 euros, 400 este viernes y 300 este sábado", señalaba a media mañana. En plenas fiestas, con vaquillas y conciertos cerca de su bar, lamentaba no poder dar servicio como debería. "Y sin que se pueda usar el baño", apostillaba.

Nicoleta Apóstol acudió con sus tres hijas a coger agua a la fuente ornamental de la plaza de Serrano Bergés. "Es para tirar por el váter, porque no hay otra manera...", lamentaba. Esta vecina de Santa Isabel contaba que su marido, que es obrero de la construcción, se tuvo que duchar el día anterior "con botellines de agua" para quitarse la tierra de encima.

El jueves, al poco de producirse el corte, las garrafas de agua se convirtieron en objeto de deseo. Pocas horas después, el supermercado Bon Àrea ya no tenía. "Vino mucha gente, a ver si este sábado podemos reponer", comentaba Laura Subías en el interior del establecimiento, donde la pregunta de los clientes que entraban era recurrente: "¿Tenéis agua?". La alternativa acabó siendo el camión cisterna que el Ayuntamiento llevó por el barrio. Con todo tipo de recipientes, centenares de vecinos hicieron acopio de agua a la espera de que esta volviera a salir de sus grifos.

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