Disculpen el momento de autobombismo pero estas líneas no tienen más objeto que realzar mi talento, mi ingenio y –dicho sea de paso– mi esbelta figura. ¿A santo de qué este elogio desmesurado hacia mi maravillosa e icónica persona? Al premio, el prestigioso ‘Sálvame al ajillo’, que me entregaron el jueves los diputados Antonio Torres y Gregorio Briz. Los políticos y los plumillas celebraron de forma distendida el segundo Encuentro Interparlamentario y allí se repartieron unos galardones a los que solo saco un pero... ¡No conllevan dotación económica! El caso es que servidor, que en octubre firmará su Alparcero número mil, fue reconocido, en una cena en la que se proyectó también un desternillante vídeo de los políticos emulando ‘Juego de tronos’.