Margarita, una pitón gigante en Zaragoza

Hoy se despide la exposición 'Serpientes: ¿Diosas o demonios?', cuyo objetivo era acabar con los mitos que rodean a uno de los animales más desconocidos del reino animal.

Margarita, una pitón albina de 4,5 metros de envergadura y más de 60 kilos de peso.
Margarita, una pitón albina de 4,5 metros de envergadura y más de 60 kilos de peso.
C. I.

Son innumerables los relatos sobre serpientes a lo largo de la historia de la humanidad: en algunas regiones son temidas como demonios, mientras que en otras son adoradas como dioses. Por eso, la muestra 'Serpientes: ¿Diosas o demonios?' ha permanecido durante 5 días en Caixaforum Zaragoza con un único objetivo: acabar con los falsos mitos que rodean a uno de los animales más fascinantes y desconocidos de todo el reino animal.

A lo largo de la planta, la muestra cuenta con una colección de fósiles, algunos de ellos de más de 2 millones de años, amuletos pertenecientes a tribus perdidas de África, ungüentos y líquidos considerados milagrosos como el whisky de cobra de Tailandia, pieles y colmillos e incluso flautas con la capacidad de encantar a la más temida de las serpientes. ¿Realidad o mito?

Podríamos empezar por uno de los más extendidos gracias al mundo del cine y es que absolutamente todas las serpientes son sordas. "Se limitan a seguir el movimiento del músico porque lo entiende como una amenaza, pero la realidad es que si no hubiera sonido haría exactamente lo mismo. Lo utilizan como un atractivo turístico", explica Miguel Ángel Jorquera, conservador de parques zoológicos.

“El objetivo de la exposición es desmitificar a uno de los animales más fantásticos de la naturaleza por el que tradicionalmente el ser humano ha sentido un temor y un rechazo total debido a factores culturales y religiosos, frente a otros lugares en los que se las ha adorado como diosas", resume el conservador.

Y qué mejor forma que desmontar este mito que acercando a algunos de estos ejemplares a los zaragozanos. Algo que, sin duda, ha causado efecto. Cuando apenas quedaban 10 minutos para las 17.00, más de medio centenar de personas se agolpaban en torno a la vitrina en la que descasaba apaciblemente Margarita, una pitón albina de 4,5 metros de envergadura y más de 60 kilos de peso, y la indudable estrella de la exposición.

Precisamente, Margarita sirve para desmontar otro de los bulos más habituales en torno a estos animales: la existencia de serpientes gigantes comedoras de humanos. "Llevamos más de 15 años recopilando muestras por todo el mundo y no existe constancia de una serpiente mayor a 8,7 metros en Estados Unidos", asegura Jorquera.

A lo largo de todos estos años han reunido leyendas como la del ‘Gusano de Lambton’ que allá por el año 1420 arrasó un poblado en Washington devorando buena parte el ganado e incluso a varios niños pequeños; o la boa de la Iglesia del Carmen de Zamora de más de 5 metros y de la cual afirman "engullía vacas enteras".

A pesar de su tamaño, Margarita no es capaz de engullir más de dos conejos de 2 kilos y medio de peso cada 20 días. "Además, las serpientes no pueden trocear a sus presas así que todo aquello que no pueden tragar lo desechan", asevera el conservador.

Pero sin duda, la historia más sonada que el experto ha escuchado en casi todas las ciudades que han visitado es aquella que cuenta como un hombre dormía cada noche al lado de su boa, enroscada sobre sí misma en la cama. "De repente, detectó un comportamiento extraño ya que se colocaba a lo largo del cuerpo de su dueño. La historia dice que su veterinario le aseguró que lo estaba midiendo para comérselo", relata Jorquera. "Las serpientes tienen un cerebro pequeño y no pueden planear a largo plazo, y mucho menos planear una emboscada", asegura.

La colección la completaban una boa de las arenas desértica, una pitón alfombra, una anaconda verde, una serpiente comedora de huevos, una hocico de cerdo venenosa –cuya peculiaridad radica en su capacidad de hacerse pasar por muerta al tiempo que desprende un hedor muy molesto para engañar a sus depredadores-, y una falsa coral, caracteriza por imitar los colores de una serpiente muy venenosa.

En torno a ellas, la mayoría del tiempo son varios los niños - y algún que otro padre- que quieren hacerse una foto con uno de los ejemplares, entre ellos Bruno Ansón, vecino del Burgo de Ebro de 7 años. "Antes de venir tenía mucho miedo a las serpientes y ya hemos venido dos veces", afirma. "Me ha sorprendido que fuera tan suave y tan bonita", reconoce el joven.

"La diferencia está en la dosis"

"Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis", con esta cita del célebre alquimista Paracelso, Jorquera explicaba en uno de los momentos más interesantes de la muestra la importancia de saber actuar en el caso de toparse con uno de estos animales. "¿Sabéis cuál es la dosis letal de café en una persona? 103 tazas. También la sal, 250 gramos de sal en nuestro organismo pueden producir la muerte", añade el conservador.

De hecho, las estadísticas confirman que la mayoría de las muertes por picadura de serpiente se producen tratando de atacar al animal. "Además, la falta de conocimiento ha provocado que muchas especies estén en peligro de extinción y esto, sumado a que se trata de un animal que produce cierta repulsiones un problema", añade.

Por eso, el mejor consejo que puede dar el experto es "no hacer nada". "En la naturaleza no tocaremos ningún animal, y ningún animal venenoso quiere gastar su preciado veneno con una presa que no se puede comer", concluye el experto.

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