San Cayetano: el corazón de la Pasión zaragozana

La Real Capilla de Santa Isabel de Portugal es un Bien de Interés Cultural que sorprende durante todo el año a los turistas que visitan la capital aragonesa.

Momento de la salida del Cristo del Refugio.
Momento de la salida del Cristo del Refugio de San Cayetano
Oliver Duch

Es la pieza de estilo churrigueresco que completa un histórico puzzle. A un lado el Colegio Notarial, al otro un modernista edificio que ahora hace las veces de hotel y entre ellas la Real Capilla de Santa Isabel de Portugal. Muchos turistas se sorprenden cuando tras visitar el Mercado Central y en busca de la basílica del Pilar descubren esta iglesia en la plaza del Justicia.

Hace 340 años que los diputados del Reino de Aragón de ese momento decidieron levantar esta capilla en honor de Santa Isabel, infanta de Aragón y después Reina de Portugal. El refrán dice que las cosas de palacio van despacio y se encargó a los maestros casi cinco lustros más tarde. 1706, como reza sobre la puerta, fue el año cuando finalizaron las obras.

Por gran parte de los zaragozanos es conocida como San Cayetano, ya que tanto en su portada, de gran riqueza y profusión decorativa, como en varios altares del interior se hace referencia a dicho santo. Junto a una de estas figuras y dentro de un cofre de madera descansan los restos de Juan de Lanuza.

Además de la historia que atesora, esta iglesia es uno de los centros neurálgicos de la Semana Santa de la ciudad. ¿Por qué? Porque en 1813 la Hermandad de la Sangre de Cristo guardó en su interior la imagen del Cristo de la Cama tras su rescate por María Blánquez del convento de Santa Engracia durante los Sitios. Esta custodia ha continuado hasta nuestros días.

El Cristo de la Cama no es la única figura de la Pasión zaragozana que descansa entre los muros de este centenario edificio. La Dolorosa de Calero, una escena de las Siete Palabras o la Piedad de Palao son algunas de las imágenes que también aguardan a la Semana Santa allí.

Es una iglesia única porque, tal y como señalan desde la Diputación de Zaragoza, “no es muy común que la principal seña de identidad de un reino ocupe lugar tan destacado en un edificio religioso; aquí lo hace, y no solo en la fachada sino también en el interior”.

Un Bien de Interés Cultural que en los próximos días, además de ser un gran atractivo turístico, será un hervidero de pasión y de Pasión, tanto con mayúscula como con minúscula.

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